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Terror. Ciencia ficción
Los cadáveres de una morgue inglesa próxima a una abadía de Manchester vuelven a la vida a causa de un experimento del gobierno que utiliza ultrasonidos para combatir la contaminación. Pero el experimento consigue también que los insectos de la zona enloquezcan y se devoren unos a otros. Al mismo tiempo, los muertos salen de sus tumbas con hambre y sed de venganza. (FILMAFFINITY)
25 de agosto de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi “No profanar el sueño de los muertos”, hará unos tres años, me pareció una película decente pero que seguramente sería inferior a los grandes clásicos del cine de zombis. Ahora bien, una vez he podido comprobar que lo que se cocía en otros países, otros años o en otros directores era más bien una chapuza es cuando se puede valorar como se merece esta pequeña joya de terror más hispana que italiana, que si bien no es la que inicia el género, lo ha llevado a una de sus cotas más elevadas. Es cierto que la distancia del suelo no es excesiva pero también que las demás se quedan muy atrás, incluida las bochornosas por malas “La noche de los muertos vivientes” (1968) y “Zombi” (1978), ambas de George A. Romero. En definitiva, lo que nos trae Jorge Grau es una atractiva historia de terror fantástico de ambientación inglesa, que tiene muy pocas fisuras y mucho encanto, seguramente también por la época a la que pertenece.
Lo mejor que se puede decir de esta obra es que funciona en todos sus aspectos. Es cierto que tiene dos o tres pequeños flecos a mejorar, pero en esencia se muestra coherente en su doble vertiente, la estrictamente fantástica y la policial, que es casi tan importante como la otra, sin olvidarnos de la filosófica. En este sentido, las piezas encajan a la perfección llevándonos de un lado a otro en un viaje inquietante y sin escapatoria, aquí hay mucha fatalidad o simplemente mala suerte, por una campiña inglesa infectada por mortíferos zombis, todo con un ritmo muy adecuado, varias secuencias angustiosas y un desenlace magnífico, salvo por el epílogo que directamente hubiera suprimido (SPOILER). A todo esto hay que sumarle un casting acertado del que sobresale una bella Cristina Galbó, que compone un personaje que es un encanto, que encima lleva un look estupendo con esas botas negras de plataforma aunque no altas sí muy sexys.
Lo mejor que se puede decir de esta obra es que funciona en todos sus aspectos. Es cierto que tiene dos o tres pequeños flecos a mejorar, pero en esencia se muestra coherente en su doble vertiente, la estrictamente fantástica y la policial, que es casi tan importante como la otra, sin olvidarnos de la filosófica. En este sentido, las piezas encajan a la perfección llevándonos de un lado a otro en un viaje inquietante y sin escapatoria, aquí hay mucha fatalidad o simplemente mala suerte, por una campiña inglesa infectada por mortíferos zombis, todo con un ritmo muy adecuado, varias secuencias angustiosas y un desenlace magnífico, salvo por el epílogo que directamente hubiera suprimido (SPOILER). A todo esto hay que sumarle un casting acertado del que sobresale una bella Cristina Galbó, que compone un personaje que es un encanto, que encima lleva un look estupendo con esas botas negras de plataforma aunque no altas sí muy sexys.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Me da pena que mueran todos, especialmente Edna (Cristana Galbó), que coraje, pero es verdad que tiene lógica. De todos modos hubiera quedado mejor que George (Ray Lovelock) hubiera destruido por completo la máquina ésta que emite los ultrasonidos. Entonces al final cuando a él lo asesinan "se confirma" la versión oficial. Ya no hay más zombis y queda todo, menos para el espectador, como que los malos eran él y la chica.
Por cierto, ella no hace nada útil, salvo llevarse sustos, gritar, correr, escapar o caerse a un río. Es interesante porque estamos a pocos años de que se transforme el prototipo de heroína, especialmente en el cine de terror. Esta dulce Edna es una completamente pasiva, que tiene que ser salvada, protegida y guida por el hombre, y que cuando las cosas se ponen muy feas directamente se rompe. Es decir, se bloquea por el miedo, enloquece o se desmaya. En cambio la moderna puede pasarlo muy mal pero siempre actúa con valor hasta el punto de que suele sobrevivir enfrentándose a veces con el monstruo. Diríamos que la heroína moderna es activa pues acaba resolviendo los problemas, no se bloquea, ni tampoco depende de un hombre para sobrevivir. Ni que decir tiene prefiero el primer modelo, el clásico.
Por cierto, ella no hace nada útil, salvo llevarse sustos, gritar, correr, escapar o caerse a un río. Es interesante porque estamos a pocos años de que se transforme el prototipo de heroína, especialmente en el cine de terror. Esta dulce Edna es una completamente pasiva, que tiene que ser salvada, protegida y guida por el hombre, y que cuando las cosas se ponen muy feas directamente se rompe. Es decir, se bloquea por el miedo, enloquece o se desmaya. En cambio la moderna puede pasarlo muy mal pero siempre actúa con valor hasta el punto de que suele sobrevivir enfrentándose a veces con el monstruo. Diríamos que la heroína moderna es activa pues acaba resolviendo los problemas, no se bloquea, ni tampoco depende de un hombre para sobrevivir. Ni que decir tiene prefiero el primer modelo, el clásico.