Mal asunto que en un thriiler de intriga de asesinos en serie como es "Premonición", sepas quién es el culpable nada más ver el reparto y el cartel. Efectivamente, es quién desde el primer momento estás pensando. Dicho esto, la premisa era estimulante, la policía recurre a un poderoso mentalista para detener a un psicópata que va dejando cadáveres por ahí pero sin la más mínima pista. A mí me ha recordado bastante a "Seven" (1995) y "Al silencio de los corderos" (1991), cosa que reconoce el propio director Alfonso Poyart, aunque en el fondo la película lo que va es de la eutanasia. Es más, al final descubrimos que han manejado la trama como un pretexto para entrar en este debate aunque tampoco es tal. Es decir, hay un poco de juego del gato y el ratón, y cuando el tiempo se nos acaba soltemos el petardazo... que por desgracia no impresiona a nadie. Claramente "Premonición" va de más a menos.

El caso es que aunque algo errática, tampoco es aburrida y el reparto es bueno, con Anthony Hopkins, la atractiva Abbie Cornish, Colin Farrell y Jeffrey Dean Morgan, el doble de Robert Downey jr., con perdón de Javier Bardem, que también le da un aire. Pero volviendo al tema, a mí me parece que el principal error es el poder mental que se despliega aquí. Se supone que tocando a una persona o a un objeto ves cosas de su pasado o su futuro. Pues bien a continuación las visiones se producen por cualquier motivo y ya el final ya no son ni eso, sino una especie de cálculo de posibilidades o las dos cosas a la vez pero que permiten conocer el futuro hasta límites casi delirantes. Todavía podría ser pero es que, muchas medallas, pero luego no consiguen ver que les van a dar con un cenicero, por ejemplo. Además, si ven el futuro tan bien, ¿no podríamos ayudar a esa persona o a nosotros mismos antes?