Existe una variante de la comedia romántica, porque ésta lo es, que es la escatológica o directamente cochina. A mí me desagrada bastante este tipo de cine, entre otras cosas porque no es gracioso sino de mal gusto, aunque he de reconocer que de vez en cuando un chiste guarro puede ser divertido. Desgraciadamente este no es el caso de "Carta Blanca", que como mucho te puede dibujar varias sonrisas a lo largo del metraje, incluso dos o tres risas pero casi siempre con las escenas más limpias porque son mas naturales e ingeniosas. Por ejemplo, la del principio, con lo de "tres cuartos de hora está bien".

En esta ocasión los hermanos Farrelly vuelven por sus fueros, sexo, drogas, lenguaje soez y gente más salidas que las esquinas, aunque lo quieran revestir de defensa de la familia tradicional. De hecho, por este motivo se puede intuir en qué va a acabar la cosa. Mientras tanto, los dos protagonistas se disponen a disfrutar de una semana de carta blanca, en la que sus mujeres les dan permiso para todo, incluso para ponerle los cuernos. A partir de aquí se vuelve en un quiero y no puedo la mayor parte del tiempo simplón y falso, hay unas líneas rojas que ni se acercan, pero con algún destello de realidad.