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Voto de Reaccionario:
6
Thriller En Washington, una periodista se enfrenta a una pena de cárcel por desvelar el nombre de un agente de la CIA y ocultar sus fuentes de información. Basada en el caso real de Judith Miller, periodista del New York Times. Preestrenada en el Festival de Toronto, por problemas económicos de la distribuidora no llegó a estrenarse en cines, pasando directamente en primavera del 2009 al mercado de DVD. Obtuvo buenas críticas. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2016
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba pensando que Kate Beckinsale, después de enfrentarse con vampiros, hombres lobo, psicópatas asesinos, peligrosos dementes o guerrilleros de un futuro distópico, con el que peor lo está pasando es con el estado democrático moderno, es decir los Estados Unidos de Norteamérica. Bromas al margen, tenemos un thriller político judicial interesante aunque algo obvio. Se trata de una película inspirada en hechos reales, el caso de la periodista Judith Miller que se negó a delatar a una fuente y que por ese motivo tuvo que afrontar un grave proceso legal, pero cambiando Irak por Venezuela y añadiendo algunos detalles para hacerlo todo más televisivo. Pese al buen reparto encabezado por una atractiva y creíble Kate Beckinsale, "Nada más que la verdad" no se estrenó en los cines sino que salió directamente para DVD, en principio, por problemas financieros de la productora pero ya es casualidad que una obra que es crítica con el sistema se encuentre con una distribución tan limitada.

Dicho esto, mientras estaba viéndola por un momento pensé que eso del estado de derecho parece estupendo pues supone una garantía para la seguridad individual. En otro sitio, a esta periodista la torturarían hasta arrancarle el nombre de su informador. Es cierto. Pero también que una democracia puede emplear otros métodos más sutiles pero no por ello menos destructivos y si le dan cancha, los mismos que otros regímenes totalitarios. Lo curioso es que estos mismos señores que encarcelan lo hacen en nombre de los mismos derechos y libertades que su víctima pretende defender. Lo que sucede es que para algunos la seguridad nacional debe primar y para otros están por encima los derechos fundamentales. Al final, me temo que estas garantías sólo sirven para agudizar el ingenio de los malos para aplastarte. Así pues, no es tan importante reconocer derechos y libertades como sentir empatía o caridad. De lo contrario nos van a crujir, haya democracia o dictadura.
Reaccionario
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