Hombre, que asesinen alevosamente y con premeditación a un invitado, hace cierta gracia; que caiga un segundo, tiene un pase; pero que ya lleguen al tercer homicidio, es ya pasarse. "Ha dejado de ser un juego macabro", asegura uno de los personajes y todos asienten. ¿Así que para vosotros era una bromita, un poco cruel, pero bromita a fin de cuentas? Esto explica muchas cosas. En fin, adaptación de la novela homónima de la inglesa Agatha Christie, publicada en 1939 y que se ve que ha sido una de las más vendidas de la historia, con más de cien millones de ejemplares. Por supuesto, no ha sido la única versión cinematográfica, ni televisiva, ni siquiera la más famosa a pesar de un reparto veterano y bastante bueno dadas las posibilidades de la cinta, ya que se trata de una coproducción europea, entre Alemania del Oeste, Italia, Francia, España y el Reino Unido, aunque también rodada parcialmente en la misma Persia. Posiblemente la más famosa es la de 1945, pero las hay de todos los gustos y países, desde las más clásicas, como "Muerte en el safari" (1989), a las más libres, como "Identidad" (2003). Aunque entre nosotros, la adaptación que más me ha gustado ha sido la de "Muerte en el paraíso", capítulo 75 de "Urusei Yatsura" (1981-1986), en su segunda temporada, se emitió por julio de 1983.

Sea como fuere, la conocida historia de Christie, diez personas reunidas en un sitio concreto son asesinadas por su misterioso anfitrión, posee unas posibilidades extraordinarias para la intriga fundamentalmente por tres motivos: la imposibilidad de marcharse, los crímenes que se repiten delante de todo el mundo y el que la propia casa funcione como una especie de trampa al servicio del asesino. O dicho de otra manera, el arte de "Diez negritos" reside en matar a la vista de todos y que nunca se sepa quién es el culpable. Y ya sea por torpeza de Peter Collinson o por la de la escritora, esto nunca pasa. Las muertes se suceden de una forma y un orden que es materialmente imposible, no pueden producirse. Pero siendo esto ya muy malo, hay algo aún peor: que al grupo de diez realmente le importa un pepino lo que pasa, están más preocupados de su vestuario que del homicida. Es más, apenas piensan en desenmascararlo y mucho menos en protegerse del mismo. En ningún momento se meten en situación. Dicho lo cual y pese a sus errores, te mantiene en vilo durante todo el metraje, se homenajea a la Persia pre-revolucionaria y el aire setentero le sienta bien. Como prueba la mujer, parece la hija, del policía, que lleva una falda muy larga y pudorosa pero unos zapatones muy sexys con un pedazo de plataforma y taconazo.