"La vida de adèle" es una certera y emocionante radiografía de una chica normal, una estudiante, guapa, sensible, introvertida y en perpetua búsqueda de algo que no acaba de encontrar. La película deambula por la vida de Adèle y nos muestra con pausa, en primerísimos planos, su rutina. A su vida, sin embargo, vemos muy pronto que le falta algo: Adèle vive siempre con la inquietud en su mirada, buscando algo que calme una desazón que apenas sabe cómo manejar. Cuando conoce a Emma y se sumerge en una apasionante relación, por primera vez, parece encontrar aquello que tanto busca.

"La vida de Adèle" es una radiografía de la adolescencia. Un camino arduo hacia el conocimiento de uno mismo y, por tanto, un camino para aprender y cometer errores. La atracción que siente Adèle por Emma le descubre un mundo totalmente nuevo en el que empieza a sentirse por fin en su elemento. Las relaciones sexuales entre las dos jóvenes entran de lleno en el terreno de la pornografía y muestran de un modo realista y auténtico la intensidad de lo que las une. Sin embargo, no es una película sobre una relación lésbica, puesto que si se tratara de una relación entre un chico y una chica o entre dos chicos, tendría el mismo sentido. Es una historia de amor en mayúsculas. La historia de amor que sumerge a una adolescente perdida e indecisa en un mundo que le estremece los sentidos y en el que quedará atrapada, aún cuando no sea más que un recuerdo.

Absolutamente geniales las dos protagonistas, Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux, en un alarde de generosidad para entregarse a dos personajes que marcaran sin duda sus carreras cinematográficas. Complicados roles que las actrices bordan desde la sencillez y la ternura de sus gestos y miradas.

Una buena película a la que quizá le sobren unos minutos de metraje, dado el tempo excesivo que se toma para mostrar lo cotidiano. Escenas larguísimas en las que somos testigos de momentos en teoría intrascendentes.