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Voto de Kevorkian:
10
6,6
118.035
Comedia. Fantástico
A los doctores Venkman, Stantz y Spengler, expertos en parapsicología, no les conceden una beca de investigación que habían solicitado. Al encontrarse sin trabajo, deciden fundar la empresa "Los Cazafantasmas", dedicada a limpiar Nueva York de ectoplasmas. El aumento repentino de apariciones espectrales en la ciudad será el presagio de la llegada de un peligroso y poderoso demonio. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que marcan una época, una década o una moda que puede o no caer en el olvido. Cintas que se ven muy a menudo en su estreno y aunque tras empaparnos por su contenido poco a poco caen en ese nostálgico saco que aun revisamos de cuando en cuando pero que no vemos ya con los años con el mismo entusiasmo.
Pero Los Cazafantamas es otra cosa. Es una película que no solo marca una época, una década o una moda: deja una huella en aquellos chavales que fuimos tan afortunados de crecer en los ochenta y vimos la época dorada del cine. Los Cazafantasmas es y seguirá siendo una de esas películas que, retrocediendo al pasado, es de las pocas que no ha perdido ese entusiasmo sino que cada vez que la veo reaviva en mi (y en mi hermano, las veíamos juntos por supuesto)esa chispa que rara vez sentimos hoy en día ante un celuloide.
Los Cazafantasmas trata de un trio de parapsicólogos que tras fracasar en el mundo de la enseñanza se dedican a dar caza a los espíritus malingos que asolan Nueva York.
Y ya, asi de simple. Por supuesto la trama es mucho más intensa y elaborada pero prefiero no hablar del guión sino de esa huella que dejó en nosotros los que crecimos en los ochenta y los añoramos con cierta nostalgia.
Hoy en día a mis treinta años, sigo acordándome con una gran sonrisa de aquellas tardes en las que mi hermano y yo veíamos la película una y otra vez ( si, eramos de aquellos que acababa la película y la poníamos otra vez con la misma ilusión) y cuando nos mandaban a dormir fantaseabamos con coger las mochilas del cole y cazar fantasmas.
No voy a criticar si la película tiene defectos de guión, maquillaje o efectos especiales: no los tiene para la época. Los cazafantasmas es una película que dejó tanta huella en mi y en mi hermano que solo por eso, solo por seguir siendo lo mejor que hemos visto en treinta años, merece ser recordada por lo que es. Puro entretenimiento realizado por unos tíos que aunque nadie creía en su proyecto se lanzaron a ello y (oh! sorpresa) fue un gran éxito. (Sigo en spoiler)
Pero Los Cazafantamas es otra cosa. Es una película que no solo marca una época, una década o una moda: deja una huella en aquellos chavales que fuimos tan afortunados de crecer en los ochenta y vimos la época dorada del cine. Los Cazafantasmas es y seguirá siendo una de esas películas que, retrocediendo al pasado, es de las pocas que no ha perdido ese entusiasmo sino que cada vez que la veo reaviva en mi (y en mi hermano, las veíamos juntos por supuesto)esa chispa que rara vez sentimos hoy en día ante un celuloide.
Los Cazafantasmas trata de un trio de parapsicólogos que tras fracasar en el mundo de la enseñanza se dedican a dar caza a los espíritus malingos que asolan Nueva York.
Y ya, asi de simple. Por supuesto la trama es mucho más intensa y elaborada pero prefiero no hablar del guión sino de esa huella que dejó en nosotros los que crecimos en los ochenta y los añoramos con cierta nostalgia.
Hoy en día a mis treinta años, sigo acordándome con una gran sonrisa de aquellas tardes en las que mi hermano y yo veíamos la película una y otra vez ( si, eramos de aquellos que acababa la película y la poníamos otra vez con la misma ilusión) y cuando nos mandaban a dormir fantaseabamos con coger las mochilas del cole y cazar fantasmas.
No voy a criticar si la película tiene defectos de guión, maquillaje o efectos especiales: no los tiene para la época. Los cazafantasmas es una película que dejó tanta huella en mi y en mi hermano que solo por eso, solo por seguir siendo lo mejor que hemos visto en treinta años, merece ser recordada por lo que es. Puro entretenimiento realizado por unos tíos que aunque nadie creía en su proyecto se lanzaron a ello y (oh! sorpresa) fue un gran éxito. (Sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Tuvo una secuela que mi hermano y yo fuimos afortunados de ver en el cine y aunque creo recordar que tuvo alguna que otra crítica negativa a nosotros nos hizo seguir queriendo cazar plastas viscosas nada mas terminar su visionado. Que eramos unos críos, vale, que cualquiera se emociona cuando es un chaval, vale, pero nos quedamos con eso.
Porque ¿cómo se traduce el éxito de una película? ¿Acaso en la pasta que ha recaudado? Tal vez si, pero a mi (nosotros) me vale con la huella que dejó cuando era niño y en ese jugoso recuerdo que evoca ahora que soy adulto. Cuando en el colegio jugábamos a ser los protagonistas de la película. Cuando estabamos tristes y lo único callaba los demonios era sentarnos mi hermano y yo en el sofá y ver a ese trío de heroes haciendo de las suyas por las calles de Nueva York cazando ectoplasmas aquí y allá.
Por su pegajosa banda sonora, por la química entre los actores o porque la vimos justo en el momento en la que teníamos que haberla visto, cuando al cine solo le pedíamos entretenimiento y una huella que dejarnos.
Los cazafantasmas es, sencillamente, un producto obligado para los niños que teniéndo ya pelos de más, necesitamos evocar una época en la que disfrutábamos viendo este tipo de películas al abrigo de los nuestros y sonreíamos sin querer.
Porque tras ver tantas películas de hoy en las que el director tan solo busca el morbo barato, la arcada gratuita y la mala leche edulcorada o bien la recaudación masiva de forma deleznable, uno no puede sino agradecer una película así. Donde las buenas intenciones y el amable concepto del entretenimiento emanaba por todos sus poros.
Por eso esta película merece un diez, si, como la copa de un pino. Porque alquilarla y verla era para mi un regalo de cumpleaños cuando no estaba en venta. Porque al verla me acuerdo de mi y de mi hermano viendola siendo tan solo unos criajos y nos hacía olvidarnos de lo demás. Porque yo era el Doctor Spengler y mi hermano el Doctor Venckman. Y lo fuimos hasta ya bastante creciditos.
De hecho creo que seguimos siéndolo. En su coche y en el mío, en su parte trasera luce brillante una placa con un fantasma y una señal de prohibido cruzándolo. Y tenemos ya treinta años.
¿Fanatismo? ¿Devoción?
No, nostalgia señores...pura y llana nostalgia.
Para usted Doctor Venckman...
Porque ¿cómo se traduce el éxito de una película? ¿Acaso en la pasta que ha recaudado? Tal vez si, pero a mi (nosotros) me vale con la huella que dejó cuando era niño y en ese jugoso recuerdo que evoca ahora que soy adulto. Cuando en el colegio jugábamos a ser los protagonistas de la película. Cuando estabamos tristes y lo único callaba los demonios era sentarnos mi hermano y yo en el sofá y ver a ese trío de heroes haciendo de las suyas por las calles de Nueva York cazando ectoplasmas aquí y allá.
Por su pegajosa banda sonora, por la química entre los actores o porque la vimos justo en el momento en la que teníamos que haberla visto, cuando al cine solo le pedíamos entretenimiento y una huella que dejarnos.
Los cazafantasmas es, sencillamente, un producto obligado para los niños que teniéndo ya pelos de más, necesitamos evocar una época en la que disfrutábamos viendo este tipo de películas al abrigo de los nuestros y sonreíamos sin querer.
Porque tras ver tantas películas de hoy en las que el director tan solo busca el morbo barato, la arcada gratuita y la mala leche edulcorada o bien la recaudación masiva de forma deleznable, uno no puede sino agradecer una película así. Donde las buenas intenciones y el amable concepto del entretenimiento emanaba por todos sus poros.
Por eso esta película merece un diez, si, como la copa de un pino. Porque alquilarla y verla era para mi un regalo de cumpleaños cuando no estaba en venta. Porque al verla me acuerdo de mi y de mi hermano viendola siendo tan solo unos criajos y nos hacía olvidarnos de lo demás. Porque yo era el Doctor Spengler y mi hermano el Doctor Venckman. Y lo fuimos hasta ya bastante creciditos.
De hecho creo que seguimos siéndolo. En su coche y en el mío, en su parte trasera luce brillante una placa con un fantasma y una señal de prohibido cruzándolo. Y tenemos ya treinta años.
¿Fanatismo? ¿Devoción?
No, nostalgia señores...pura y llana nostalgia.
Para usted Doctor Venckman...