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España España · ZARAGOZA
Voto de Mag61:
5
Comedia Anselmo, un maestro de escuela es despedido por su afición a hipnotizar a la gente. Sin embargo, la noticia de que ha heredado una gran fortuna en América le consuela y decide emprender un viaje hacia el otro lado del Atlántico. Allí descubre que la famosa herencia es insignificante pero conoce a un vividor que le enseña a utilizar sus dotes de hipnotizador y acaba teniendo un gran éxito. Convertido en millonario, regresa a su pueblo. (FILMAFFINITY) [+]
4 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una comedia que juega al registro delirante, llegando a rozar el absurdo. Pese a tener momentos magníficos -que destacan especialmente en relación con la insulsez de las comedias españolas de la época-, no consigue mantener un tono homogéneo a lo largo de todo su desarrollo. Sin embargo, proporciona una aceptable diversión. Lo mínimo que se puede decir de ¡A mí no me mire usted! (1941) es que se trata de una película cuando menos estrambótica: que un maestro de escuela rural hipnotice a sus alumnos en su afán por hacerles aprender la lección para, más tarde, dar el salto a Estados Unidos e intentar rentabilizar allí, previo cobro de una herencia, su extraña habilidad, no es, digamos, un argumento usual en el cine español de los años cuarenta. Sin embargo, vale la pena destacar el influjo que tendría dicho título en producciones nacionales posteriores.

Por una parte, ¿qué decir del recibimiento que le dispensan al bueno de don Anselmo Carranque sus antiguos vecinos de la villa castellana de Luján a su regreso de América? Pues que se hace inevitable pensar en Bienvenido Mister Marshall (Luis García Berlanga, 1953). ¿Y ese sonsonete con el que los colegiales recitan los temas de geografía, aritmética o historia que el profesor acierta a poner en sus bocas con tan sólo aguzar la vista? Por el tono general disparatado y casi surrealista a uno se le viene enseguida a las mientes el pueblo en el que, décadas más tarde, se situaría la acción de Amanece que no es poco (José Luis Cuerda, 1989).
Claro que también es fácil rastrear en qué debería estar pensando Sáenz de Heredia al escribir el guion: ¿tal vez en parodiar cintas clásicas del expresionismo alemán como El gabinete del Dr. Caligari (Robert Wiene, 1920) o la serie sobre el doctor Mabuse de Fritz Lang (1922-1933)? Porque no cabe duda de que los ojos saltones de Valeriano León bien pudieran considerarse el reverso bufo de dicha tradición. En algún momento puede incluso parecer que hay lugar para la crítica social. Baste ver, si no, las palabras de la joven maestra Matilde Castro (Rosita Yarza): "En vez de preocuparse de reformar el casino, [el alcalde] debiera preocuparse de esto. Da pena ver que a estas criaturas les falta todo lo indispensable para aprender de verdad. El sueño de mi vida es tener algún día el dinero suficiente para coger todo esto, quemarlo, y decirle a mis pequeños: ¿Qué queréis, qué necesitáis? ¿Clases calientes y acogedoras? ¿Jardines y césped repletos de juegos? ¿Piscinas, gimnasios? Pues ahí lo tenéis. Porque yo lo tengo, y yo me gozo en daros lo que es vuestro".

En todo caso, de lo que no cabe la menor duda es de que el dúo que forman Anselmo y Viriato (interpretado por Fernando Freyre de Andrade, indispensable actor de reparto del cine cómico de los cuarenta) demuestra poseer en ¡A mí no me mire usted! una considerable vis histriónica, ligada en ambos casos a un físico bastante peculiar. En definitiva, una obra que, puede que en su día resultara entretenida, eso es hoy po hoy, muy difícil de conseguir. L e doy un 5 de pasable.
Mag61
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