Aunque a estas alturas es muy difícil que vuelva a aparecer en algún proyecto realmente destacado como fue en los 80, 90 y parte de los 2000, el nombre de Jean Reno aún sigue siendo atractivo para darle una oportunidad al filme donde esté involucrado. Claro que, como digo, ya es complicado que vuelva a deslumbrar como en sus mejores tiempos.

Aquí el actor marroquí y trilingüe interpreta a un mercenario en el que se recluye en una casa perdida de la mano de Dios que recibe una visita inesperada, si bien hay razones de la visita. Una interpretación la de Reno que da para lo que da, con el material del que dispone da lo que puede, que le lleva a un trabajo correcto para el veterano de guerra.

Donde la cinta cojea considerablemente es en su guion, puesto que cuenta con alguna falla obvia como las motivaciones de la actriz protagonista que escapan a la lógica de cualquier espectador que vea este largometraje y cuenta con un potencial bastante atractivo que termina desaprovechándose al no profundizar demasiado. Rasca un poco en la superficie, si bien no le hubiese venido mal, como digo, profundizar más en lo que quiere transmitir al público, que es la relación entre ellos dos en esa cabaña.

¿Sirve como entretenimiento? Sí, con sus problemas; pero sí. Sirve para un pasar un rato si no tienes nada mejor que hacer ¿Es una muy buena película? Pues no, el mismo Jean Reno tiene muchas mejores propuestas que esta. La decisión de darle el beneficio de la duda está, como siempre, en uno mismo.