Estación Once me ha parecido de la experiencias más redondas, más estimulantes y con un mimo por el detalle, que desde su primer capítulo, que me tenía algo descolocado, dada su premisa del fin del mundo, es un pretexto para centrarse en el ser humano y sus relaciones, relaciones llevadas al extremo dadas las circunstancias.

Para mí, era acojonante ver cómo capítulo a capítulo está todo tan bien hilado, todo perfectamente contado, que me da igual si puede llegar a ser tramposa o algo así para llegar a su objetivo, desconozco si ocurre, porque hacía años que no me gustaba tanto una historia.

Para mí el desarrollo de personajes es maravilloso, se toma su tiempo para que conozcas a las personas, ver sus traumas, sus pequeñas anécdotas, lo que les mueve.

Aparte de ver cómo la vida cambia radicalmente y sale una crítica total, a pequeñas creencias, culturas, que el humano comete los mismos fallos una y otra vez.

Puede llegar a ser muy cafetera, pero a mí me ha conquistado por completo, me ha tocado la patata siempre que lo ha pretendido, porque me han gustado todos los personajes, el montaje y como sabe hilar hasta el más mínimo detalle y nunca me ha parecido forzado.
Los actores me parecen todos un acierto, ni uno me ha desentonado.
Una serie con una visión dura y cruda de la vida, pero al igual con un optimismo y un amor sincero por creer en el lado bueno del ser humano, que solo me puedo rendir a ella.

Simplemente una obra maestra.