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Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Voto de El Golo Cine:
8
Acción. Intriga. Thriller Un policía de Los Angeles recibe su primer destino en una comisaría que está siendo trasladada a un nuevo edificio. Nada parece que vaya a turbiar la paz del lugar, hasta la llegada de un furgón que custodia a un famoso criminal, que ha de pasar la noche en la comisaría... Un aclamado thriller de acción de serie B que está inspirado en el famoso western "Río Bravo". (FILMAFFINITY)
10 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Assault on Precinct 13 (1976), segunda película de John Carpenter como director, cuenta el vengativo ataque a una comisaría por parte de una federación de pandilleros blancos, orientales, negros y latinos en Los Ángeles.

Por Nicolás Bianchi

Todo en Assault on Precinct 13 está en función de la construcción de una atmósfera tensa e irrespirable que es la que van a vivir los protagonistas durante el asedio a la comisaría ubicada en Anderson, Los Ángeles. Los componentes que primero se presentan son la música, característica en la obra del director, guionista e instrumentador, con esos sampleos breves pero continuos que anuncian la inminencia de algo aterrador, y la violencia.

Una escopeta shotgun, de las armas más cinematográficas que puede haber, empuñada por un policía desde una terraza acribilla a un grupo de delincuentes. La cara del agente no es visible. Solo resulta observable su brazo, el arma y el humo que la detonación de los cartuchos va dejando suspendido en el aire. Debajo, en un corredor, negros, latinos, blancos, todos jóvenes, caen ensangrentados tras los balazos. Es una noche más de violencia en Los Ángeles.

Las imágenes sobrepasan a los diálogos, por ahora monosilábicos u onomatopéyicos. Carpenter utiliza todo el ancho de la pantalla, las perspectivas y los ángulos en función de una narración que muestra lo que es prácticamente un fusilamiento de la forma más cruda y austera posible. Ya de día, algunas imágenes del barrio ocupan la pantalla mientras por la radio un policía habla de que las pandillas están fuera de control y que no todas las armas automáticas se pudieron recuperar. En seguida una toma del armamento, todavía en cajas de madera, dentro de lo que parece un departamento. En el cuarto contiguo cuatro jefes del hampa realizan un juramento de sangre para vengar a sus caídos.

Para terminar de preparar la tormenta resta presentar a los que serán los héroes. El policía Austin Stoker (Ethan Bishop) sale de su casa como en una mañana cualquiera y comienza a patrullar las calles de Anderson a la espera de novedades en la radio. Para sumar veracidad a todo lo que se cuenta Carpenter agrega el día y la hora en un subtítulo en la parte inferior de la pantalla. Por ejemplo, el fusilamiento sucedió el sábado a las 3:10 AM.

Queda por introducir a la película a un padre blanco y a su hija, que no pasa los diez años, que esa tarde se dirigen en auto a un cumpleaños. También hay una secuencia en una prisión, en la que están por trasladar a tres condenados a muerte. Ellos son Napoleon Wilson (Darwin Joston), un extrovertido y amenazante criminal blanco, Wells (Tony Burton), un negro más retraído, y un tercero que no para de toser porque está enfermo, también blanco. Lo racial es importante. Por la radio un policía habla de pandillas interraciales. Todos van a confluir en la comisaría, como se anuncia desde el título de la película. El film sube de nivel cuando el capo mafia blanco asesina con desprecio a la niña, la hija del conductor blanco, que buscaba comprar un helado en una camioneta manejada por un policía de incógnito. Allí la amenaza cobra otro tenor. La escena es completamente despiadada.

Los villanos parecen resumir todos los miedos de la sociedad norteamericana. Las distintas razas unidas. En apariencia el negro se asemeja a un militante de las Panteras Negras. El latino luce como un guerrillero cubano. El asiático podría ser un comando del Viet Cong. Pero el peor, en lo que parece ser un guiño de Carpenter, es el blanco, el asesino de la niña. Más tarde, cuando asedien la comisaría utilizarán todos armas con silenciadores. ¿Allí se querrá indicar que todo ese compuesto social es una amenaza indetectable? ¿Qué cuando se den cuenta de qué se trata será demasiado tarde?

Gran parte del éxito de Assault on Precinct 13 es por las hordas de pandilleros y el miedo que infunden. Se han realizado muchas comparaciones desde 1976 a hoy. La película es en parte esos westerns en los que hay que defender un fuerte del ataque los indios. También tiene puntos de contacto con las películas de zombies, género iniciado por George Romero en 1968. Al no pronunciar más que un puñado de palabras los villanos permanecen como un ente puramente malvado. No hay humanidad en ellos, no hay sentimientos. Son elementos que avanzan y que matan. Silenciosamente.
El Golo Cine
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