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Voto de JACHi:
6
6,7
461
Drama
Año 1979, en Charkhi, un pueblecito del Pendjab pakistaní. Aïcha es una mujer alegre de unos cuarenta años que nunca habla de su pasado. Desde la muerte de su marido, su hijo de 18 años es el centro de su existencia. Salim, buen chico, dulce y soñador, está enamorado de Zoubida. En Pakistán, el general Zia-ul-Haq acaba de tomar el poder y de instaurar la ley marcial. El país se introduce en la vía de la islamización. Salim empieza a ... [+]
2 de junio de 2011
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y no me refiero al religioso, necesariamente. La película está lo bastante bien planteada para que observemos la progresión, lenta pero implacable, de unos pocos obligando a la mayoría a adoptar sus mismas costumbres y comportamientos en relación a algo, en el caso de EL SILENCIO DEL AGUA, unos comportamientos religiosos. Quiero decir que, a ver: en el film vemos cómo dos jóvenes de ideas extremistas (y a propósito, bastante anti-sociales) se camelan al cacique de la zona para que después, cuando empiecen a acosar a la gente, éstos les tengan miedo y no se atrevan a plantarles cara.
A mí el tema de la cinta me parece absolutamente triste. Porque te hace pensar en los miles y miles de lugares, de pueblos, de culturas en los que la mayoría de la gente tan sólo desea vivir en paz y llevarse más o menos bien con el vecino, pero que por culpa de cuatro sociópatas (que es lo que son en definitiva) que les imponen por medio de la intimidación, el acoso y la violencia en última instancia su particular forma de ver las cosas y de actuar en sociedad, no pueden ser realmente felices. Por lo general, esta forma de actuar es una mierda que se disfraza de recta y de moral, y casi siempre no es más que una excusa para repetir la constante de todos los regímenes absolutistas desde la prehistoria hasta nuestros días: que sean los cuatro elegidos los que disfruten de lo bueno, y que el resto del pueblo se joda en el arroyo. Porque vamos, seguro seguro que todos esos líderes religiosos a los que se les llena la boca con el Corán lo cumplen a rajatabla y predican con el ejemplo-> JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.
Aquí en España y en todo occidente, los políticos prohíben la marihuana, pero en las fiestas que se montan se ponen hasta arriba de absolutamente todo (tengo testigos, por cierto), y encima nos tratan de convencer por medio de propagandas e historias que es lo mejor para nuestra salud. El gran pretexto de los poderosos, "lo mejor para nosotros". La gran falacia. Y lo trágico es que la inmensa mayoría de la gente pica el anzuelo como una sardinilla, y lo aceptan serviles y sonrientes. Y más les vale por otra parte, porque como también se aprecia en la película, estos hijos de mala madre son bastante peligrosos, y no se andan con chiquitas cuando encuentran (que siempre lo hay) alguno que se oponga a su discurso barato y mentiroso.
(spoiler por falta de espacio).
A mí el tema de la cinta me parece absolutamente triste. Porque te hace pensar en los miles y miles de lugares, de pueblos, de culturas en los que la mayoría de la gente tan sólo desea vivir en paz y llevarse más o menos bien con el vecino, pero que por culpa de cuatro sociópatas (que es lo que son en definitiva) que les imponen por medio de la intimidación, el acoso y la violencia en última instancia su particular forma de ver las cosas y de actuar en sociedad, no pueden ser realmente felices. Por lo general, esta forma de actuar es una mierda que se disfraza de recta y de moral, y casi siempre no es más que una excusa para repetir la constante de todos los regímenes absolutistas desde la prehistoria hasta nuestros días: que sean los cuatro elegidos los que disfruten de lo bueno, y que el resto del pueblo se joda en el arroyo. Porque vamos, seguro seguro que todos esos líderes religiosos a los que se les llena la boca con el Corán lo cumplen a rajatabla y predican con el ejemplo-> JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.
Aquí en España y en todo occidente, los políticos prohíben la marihuana, pero en las fiestas que se montan se ponen hasta arriba de absolutamente todo (tengo testigos, por cierto), y encima nos tratan de convencer por medio de propagandas e historias que es lo mejor para nuestra salud. El gran pretexto de los poderosos, "lo mejor para nosotros". La gran falacia. Y lo trágico es que la inmensa mayoría de la gente pica el anzuelo como una sardinilla, y lo aceptan serviles y sonrientes. Y más les vale por otra parte, porque como también se aprecia en la película, estos hijos de mala madre son bastante peligrosos, y no se andan con chiquitas cuando encuentran (que siempre lo hay) alguno que se oponga a su discurso barato y mentiroso.
(spoiler por falta de espacio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En estos días de protestas callejeras y tal, este tipo de cine resulta especialmente oportuno, para reflexionar de verdad. Sí, puede que lo que haga falta no sean tantas asambleas/acampadas, sino tal vez leer libros y ver películas como esta.
La escena en la que el lidercillo aquel va pasando por la calle y trata de obligar a los tenderos a que cierren sus comercios porque es hora de rezar o no sé qué, es bastante gráfica. Podría ser la hora de rezar, o la hora del fútbol, o la hora del mitin de XXX, o la hora de un programa de la tele, o lo que fuera. La cuestión es que joder, uno no tiene derecho a imponerle a otros sus gustos o sus creencias. Lo puedes sugerir, hacer publicidad, invitar... no señor, hay que hacer lo que sus rabos manden. Pues hala, así hasta que el mundo siga siendo mundo. Nunca cambiaremos.
Y lo más patético es cuando incluso se meten en las relaciones entre parejas... mira, que cada uno lo llame a su manera. Llamadlo fascismo, totalitarismo, comunismo, fundamentalismo, islamismo, da igual. Pero cuando un grupo de facinerosos hipócritas os traten de prohibir pensar de una forma y de obligar a creer en otra cosa, SEA LA QUE SEA, por favor no les dejéis. Ni os manifestéis, ni rompáis nada, ni asesinéis a nadie. Simplemente impedidlo.
La escena en la que el lidercillo aquel va pasando por la calle y trata de obligar a los tenderos a que cierren sus comercios porque es hora de rezar o no sé qué, es bastante gráfica. Podría ser la hora de rezar, o la hora del fútbol, o la hora del mitin de XXX, o la hora de un programa de la tele, o lo que fuera. La cuestión es que joder, uno no tiene derecho a imponerle a otros sus gustos o sus creencias. Lo puedes sugerir, hacer publicidad, invitar... no señor, hay que hacer lo que sus rabos manden. Pues hala, así hasta que el mundo siga siendo mundo. Nunca cambiaremos.
Y lo más patético es cuando incluso se meten en las relaciones entre parejas... mira, que cada uno lo llame a su manera. Llamadlo fascismo, totalitarismo, comunismo, fundamentalismo, islamismo, da igual. Pero cuando un grupo de facinerosos hipócritas os traten de prohibir pensar de una forma y de obligar a creer en otra cosa, SEA LA QUE SEA, por favor no les dejéis. Ni os manifestéis, ni rompáis nada, ni asesinéis a nadie. Simplemente impedidlo.