Auténtico juego de emociones, imágenes y escenas que se confunden unas con otras entre la realidad y los pensamientos atormentados del protagonista. Me fascinan las películas pseudo-terroríficas que se entretienen con la conciencia del espectador hasta el límite. No podrás permanecer quieto en el sillón mientras la ves, te invaden dudas y piensas qué vendrá ahora.
La película no tiene ritmo pero eso no es malo, esa lentitud es lo que le da ese toque gótico junto con la ambientación con escenarios claustrofóbicos incluso estando en plena calle.
Magistrales son la dirección, la actuación principal (Tim Robbins) y la fotografía.
¿Recomendable? Si sólo pretendes entretenerte no la veas pero si te gusta el rollo mental, de pensar y ser crítico con lo que te rodea ROTUNDAMENTE SÍ.
Un 9 de nota.