He leído en su biografía hecha por D. Spoto que reflejaba lo que él quería ser en los papeles que hacía Cary Grant, y en los que hacía James Stewart reflejaba lo que él era. No sé si será verdad, pero lo parece. Ambos actores han actuado en muchas películas de Hitchcock, y sus papeles son radicalemente distintos. Y si no lo es en general, en esta película Hitchcock parece estar retratando su propia obsesión con sus actrices, siempre rubias y frías, y si no lo eran ,como Kim Novak, pues se las cambia...

Es una película inquietante, con muchas escenas raras, como cuando Stewart besa a Novak por segunda vez en su habitación y se imagina las caballerizas donde había estado con la mujer que vigilaba, o la más conocida escena de las escaleras y su vértigo. Los estados psicológicos de los personajes están muy bien traducidos a las imágenes. Por eso inquieta tanto. Es una película extraña, para mí la última de as grandes de Hitchcock que ya está en la última etapa de su carrera.