“Toy Story 3”, o la mejor entrega de la trilogía. O cómo acabar (presuntamente, aunque en el corazón de más de uno éste es un final por todo lo alto) una saga por todo lo alto y teniendo algo que decir. O cómo entregar la mejor tercera entrega cinematográfica y discutiblemente la película de animación más conseguida. Sin caer en las repeticiones y el mero entretenimiento de su secuela, esta tercera entrega vuelve a los sentimientos (más que nunca) y reinventa su fórmula narrativa para todos los personajes y sus situaciones. Con uno de los finales más emocionantes y bellos del cine, esta película no sólo sirve como perfecto homenaje: sirve para despedirse de estos personajes de forma insuperable y de demostrar que las secuelas pueden ser obras maestras y muy necesarias cuando se pone empeño y material.