Lars Von Trier. Genio y figura. Creador de diferencias, polémicas y disputas. Alma demoníaca irreverente, creador de estilos fílmicos y a la par bocazas y misógino sin igual, reúne a todos los expertos delante de sus cintas. Ávidos de ingenio, deseosos de porfías, nos reunimos todos en cada ocasión que el director danés tiene la genial idea de presentar un nuevo trabajo. El marketing hace el resto.

Me siento atraído hacia su creación. Cuál títere tras la mano de su titiritero. “Nymphomaniac” me arrastra. La sexualidad nos gusta y motiva. Para qué negarlo. Y la impresión ha sido bastante buena a tenor de los antecedentes, pues aún recuerdo como palpaba el miedo en los rostros de los compañeros de sala ante lo desconocido de la proyección. El recuerdo de la infame y molesta “Anticristo” aún recorre mi alma. Sin embargo en ésta ocasión mi alma después de verla se haya tranquila. De momento.

Vaya por delante que no me resulta correcto, ni siquiera cómodo, valorar una película en su mitad (todos sabemos ya lo sucedido con la película, las dos partes, el montaje no participado por el director…etc.). Pero a pesar de que la obra es inacabada, podemos tener una opinión de lo presenciado hasta el momento. De esas dos horas de creación de controversia. De enfrentamiento de dos mundos, austeridad/depravación, monocromía/policromía, perdón/culpa, religión/libertinaje, soledad/compañía… De creación, como dice uno de los pasajes, de una polifonía sobre la sexualidad que embriaga nuestras almas impías. De la lucha de dos seres opuestos por encontrar la unión calmosa del entendimiento mutuo. Así como de la continua lucha del Von Trier en magnetizar al espectador, absorbiendo sus posibilidades sensoriales en su máximo potencial. Y es que ya desde el inicial fundido a negro de varios segundos con sonidos de fondo crea el clima adecuado para su visionado.

Suficientemente explícita para mi gusto (pues tampoco deseo presenciar una película porno en su globalidad, no al menos en ése momento), y con actuaciones ciertamente destacadas: Charlotte Gainsbourg, Stellan Skargaard, Stacy Martin, Shia LaBeouf, Christian Slater y Uma Thurman. Sin duda una gran dirección de actores a cargo del director danés.

Una historia sobre la ninfomanía de la protagonista, sobre la búsqueda del amor, sobre lo diferente de los sexos (hombre-mujer) y sobre lo mundano y completamente irracional del deseo sexual en el género masculino, simbolizado en la desgarradora y genial escena de Uma Thurman y sus hijos. Y es que aquí no solo disgrega la integridad de la mujer, sino también la del hombre. “Nynphomaniac” es sublime, vergonzosa y violenta por igual.

Una historia contada en diferentes actos, con intensidad narrativa y con pausa suficiente, tete a tete, a través de los cuales la protagonista cuenta a un desconocido (Charlotte Gainsbourg a Stellan Skarsgaard) con pelos y señales, la historia que le ha llevado a su actual situación de decrepitud física y moral. Una confesión en toda regla ante un religioso antisionista, no antisemita (rememorando su polémica en Cannes), que traslada la adicción al sexo en cultura musical y en el mundo de la pesca. “¿Si tienes alas por qué no vas a volar?” Gran simbolismo.
Momentos lúdicos, dolorosos, violentos y hasta divertidos pulverizan las dos horas de reloj que inundan la pantalla. Una obra de fuerte consistencia, de gran calado. Esperaremos para finalizar la historia y contemplar si alcanza una nota superior.

Valoración: 7,5