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España España · Zaragoza
Voto de Hilodeseda:
5
Thriller Una mañana lluviosa, seis hombres disfrazados y armados asaltan la sede central de un banco en Valencia. Lo que parecía un robo limpio y fácil pronto se complica, y nada saldrá como estaba planeado. Esto provoca desconfianza y enfrentamiento entre los dos líderes de la banda, “El Uruguayo” y “El Gallego”. Pero ¿qué es exactamente lo que buscan los atracadores? (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine español en los últimos años está viviendo una época dorada en cuanto al cine de género se trata. A los variados largometrajes de género de terror que han llegado en los últimos años se ha unido una interesante corriente que bien podríamos catalogar como un género en sí mismo: el thriller nacional. Dentro de dicha corriente encontramos una trilogía en los últimos dos años conformada por la superlativa ‘La isla mínima’ de Alberto Rodríguez, la interesante a pesar del forzado romance ‘El niño’ de Daniel Monzón y la intensa y muy entretenida ‘El desconocido’ del debutante Dani de la Torre, trilogía que bien puede aceptar un cuarto componente y transformándose así en tetralogía con ‘Cien años de perdón’, el intento por recuperar el cine de atracos del director español Daniel Calparsoro.

La película llega impulsada por la gran maquinaria de producción de Telecinco (con todo lo que publicitariamente ello implica), además de vaca films (una de las productoras nacionales más serias de la actualidad), morenafilms y la productora argentina K&S Films, otorgando así a la producción la doble nacionalidad hispano argentina, nacionalidades y comunidades en muchos aspectos hermanadas no sólo por la cuestión idiomática, sino también por asuntos como la corrupción política o la galopante crisis económica que arrastran ambas naciones.
Daniel Calparsoro, barcelonés de nacimiento pero que ha compaginado sus vivencias entre San Sebastián de niño y en Madrid de adulto, despertó el interés del mundo del cine gracias a su trabajo de debut, la intensa y estupenda ‘Salto al vacío’, protagonizada por la que sería a la postre su mujer y actriz fetiche Najwa Nimri. Su carrera sin embargo nunca terminó de despegar. Llegaron después películas con matices pero algo inconsistentes como ‘Pasajes’ o ‘Guerreros’, para terminar con lo más reciente, las flojas y pasajeras ‘Invasión’ o ‘Combustión’, enmarcadas dentro de un cine de consumo y olvido rápido, fugaz diría yo. Quizás sabedor de la necesidad de la realización de una película mayor para tratar de subir ese último escalón que lo eleve definitivamente a la última o penúltima categoría del cine nacional aceptó realizar el libreto de uno de los guionistas con mayor prestigio nacional hoy día, el también algo irregular Jorge Guerricaechevarría, guionista de cabecera del bueno de Álex de la Iglesia y autor de grandes obras como ‘El día de la bestia’, ‘Celda 211’ o ‘La comunidad’, pero hacedor de otros tantos guiones altamente insatisfactorios como ‘Perdita Durango’, ‘Muertos de risa’ o ‘Fin’ por mencionar alguno.

‘Cien años de perdón’ recuerda fundamentalmente en su concepto a la magistral película de Spike Lee ‘Plan oculto’, aunque lamentablemente no le llega a la suela de los zapatos. En ella veremos como de manera claustrofóbica Calparsoro nos muestra un atraco a un banco en Valencia donde la corrupción política y las luchas de poder tendrán gran relevancia en el film. La historia cuenta cómo un grupo de argentinos al que le acompaña un gallego (Luis Tosar), tienen un plan para atracar y salir de allí sin ser detectados, un plan ideado por ‘el uruguayo’ (magníficamente interpretado por el actor argentino Rodrigo De La Serna a quién seguramente recordarán por interpretar a Alberto Granado en ‘Diarios de motocicleta’) que deberá de modificarse sobre la marcha al plantearse en él ciertos vacíos –curiosamente– no previstos.

La historia se desarrolla con interés en la primera media hora, momentos en los que el guion va despejando ciertas cartas sobre la mesa y donde una de las cajas de seguridad tendrá gran relevancia (con ello es inevitable acordarnos de la superior ‘La caja 507’ de Enrique Urbizu). El ritmo es elevado y va ganando en intensidad a medida que el film transcurre, un paso de los minutos que irremediablemente va revelando los agujeros que el guion deja sin cubrir. Reconozco que el transcurrir temporal me va pensando como una losa sobre todo a medida que las decisiones de algunos personajes se vuelven cuando menos dudosas (varias del personaje de Tosar por ejemplo), y alcanzando el cenit cuando el tono del film realiza un giro de casi 180 grados para trasladarse y a la vez desubicarse dentro de la comedia más disparatada, algo que como es evidente termina por disgustarme sobremanera (especial mención el momento de cachondeo sobre las preferentes y que no me gustó a pesar de no haber caído personalmente en la trampa). Dicho cambio de tono –de la seriedad del thriller a la comedia casi paródica– parece querer indicarnos por parte del tándem director/guionista algo así como: _No nos tomen en serio, es un mero pasatiempo. Una pena que el film no halla potenciado una mayor profundidad en ciertos aspectos que tocan de soslayo y con los que no parecen sentirse cómodos, como por ejemplo la corrupción política, para volcarse en dar importancia a personajes que distancian de la trama (el personaje de Joaquín Furriel, no ya su interpretación que es correcta) y de la intensidad y trascendencia de la narrativa.
(sigue en spoilers sin ellos)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hilodeseda
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