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Voto de Sergio Berbel:
10
Documental Largometraje documental que recupera la memoria y la obra de Antonio Machado, en el 80 aniversario de su muerte. La vida del poeta como símbolo de la España que se perdió: un canto a la importancia de la cultura para la vida, para el progreso y para crear una sociedad mejor.
10 de enero de 2021
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que confesar que me he emocionado revisitándolo. Mucho y en varias ocasiones a lo largo de su metraje. Quizás porque Antonio Machado forma parte mi ser más interno e íntimo junto con Miguel Hernández y Lorca. Quizás porque “Antonio Machado. Los días azules” es exquisito en su sensibilidad y compromiso, así como en su empaque formal gracias al portentoso e impagable trabajo en la dirección de Laura Hojman. Quizás porque lo que cuenta es tan terrible como bello. Quizás porque es imposible escabullirse ante la figura del poeta sevillano que terminó siendo universal y el mejor símbolo de su tiempo. Alguien que insufló vida definitivamente en la poesía, exigiendo que dejase de ser contemplativa al afirmar: “La poesía es acción”.

Laura Hojman nos relata el periplo vital de Antonio Machado desde su Sevilla natal (idílica dentro de aquel patio de ensueño en el Palacio de Dueñas en el que habitó su familia como alquilada en una de sus estancias) hacia Madrid para formarse (y educarse en el más grande y mejor sentido del término) en la Institución Libre de Enseñanza de Ginés de los Ríos; su periplo juvenil en París transitando los caminos del modernismo y el simbolismo; su estancia como profesor de instituto para poder ganarse la vida en Soria y su amor cándido y casi platónico por Leonor (de final tan trágico por la temprana muerte de la amada, enterrada en el cementerio de Soria como lugar de peregrinación literaria); su regreso a Andalucía a la Baeza que tanto contrastaba con la Sevilla de su infancia (donde coincide en una célebre y única ocasión con un Federico García Lorca estudiante que tanto le llama la atención); su estancia en Segovia (y su amor terriblemente imposible con Guiomar); su apasionada y apasionante aventura personal de compromiso político, ético y cultural con la II República a través de las Misiones Pedagógicas, para llevar la cultura al proletariado al que nunca antes se le había concedido esa posibilidad para evitar que pudieran pensar por sí mismos; los terribles acontecimientos del golpe de estado fascista llevado a cabo por el criminal Franco y sus vivencias bélicas en una Madrid sitiada; su precioso exilio temporal en Rocafort y posteriormente en Barcelona, huyendo con los suyos del avance de las huestes fascistas en su avance imparable; su triste y duro camino al exilio hsata Collioure, donde fallece tres días antes que su madre en la misma pensión donde se refugiaron, exiliados de todo y de todos, abandonados a su suerte de forma tristemente injusta, frente a “Estos días azules y este sol de la infancia” (últimos versos del genio andaluz que se encuentran en el bolsillo de su abrigo a su fallecimiento); y culminando con la primera visita de un Presidente de nuestro Estado a su tumba en Collioure por parte de Pedro Sánchez en 2019 (hasta 2019, 42 años después de la restauración de la democracia, jamás había comparecido a rendir tributo al poeta ningún presidente, pero sí cientos de miles de personas agradecidas que dejan cartas en su tumba diariamente); la mejor de las opciones, dejar sus restos donde reposan para que nunca deje de ser lugar de peregrinación republicana, porque como dice su verso: “Sólo la tierra en que se muere es nuestra”.

Pero también esta obra maestra del documental, uno de los mejores que he visto en todos los días de mi vida, es la narración poética caminando por los más importantes hitos de la poesía machadiana acompasada por la voz de Pedro Casablanc, que es lo mismo que decir de la poesía en castellano. Y para ello Laura Hojman es capaz de crear visualmente a través de impolutos planos fijos una belleza gráfica atemperada con los versos de forma sublime. Y, cuando no hay imágenes, se dibujan, para que nada nunca falte ante el espectador más exigente.

Su vida y su obra poética se va reconstruyendo a través de diferentes apuntes que escritores y catedráticos van desgranando a cámara, mientras que una sucesión de bellísimas imágenes caen en cascada delante de nuestros atónitos ojos, que quieren más y más sin cansarse nunca, deseando en todo momento que el documental fuese eterno.

Pero lo más emotivo es para mí lo contemporáneo, cuando Laura Hojman nos asoma al buzón que existe junto a la tumba de Machado en el que diariamente se depositan cartas, o la marcha de los descendientes de los republicanos que tuvieron que salir a pie hacia Francia, repitiendo el recorrido de sus ancestros para que jamás vaya a ser olvidado.

Tantas heridas abiertas, tantas cuentas por saldar, tanto dolor por consolar…. “Estos días azules y este sol de la infancia” cuentan que estaba escrito en un papel en el bolsillo del último abrigo del poeta, su poema postrero e inconcluso, cerrando el círculo, evocando a Sevilla en Collioure, principio y fin de la vida nunca fácil de Antonio Machado, soñando con Sevilla en una playa del sur de Francia, ejerciendo de andaluz hasta el último aliento.

Y todo ello acompasado por una fotografía exquisita ciertamente sublime de Jesús Perujo y una música hipnótica de Pablo Cervantes. Una obra maestra imprescindible.
Sergio Berbel
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