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Voto de Sergio Berbel:
8
Drama El día de la Epifanía de 1904 está a punto de empezar una de las fiestas más concurridas de Dublín, la de las señoritas Morkan. Entre los invitados se encuentra Gabriel Conroy, sobrino de las anfitrionas y marido de la hermosa Gretta. Esa noche, los invitados disfrutan de una magnífica velada. Gabriel, muy enamorado de su esposa, observa su emoción cuando suena una antigua canción de amor. De vuelta a casa, Gretta le confiesa un secreto. (FILMAFFINITY) [+]
1 de mayo de 2024
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Pocas veces en la historia del cine se ha producido una despedida del nivel, la oportunidad, la profundidad y la categoría alcanzada por John Huston con su último film, “Dublineses (Los muertos)” donde, a lo largo de todo su escaso metraje y sobre todo en sus escenas finales, el espectador es consciente de que está ante el adiós definitivo de un nombre propio en la historia del cine. Es cierto que el film divaga durante buena parte de sus 81 minutos, pero es para llegar a su tramo final, que es lo que Huston pretendía, despedirse de la vida y de su público con una reflexión certera.

John Huston supo encontrar el texto perfecto para conseguir de manera excelsa el tono de pura melancolía postrera que necesitaba su despedida y el texto literario original de James Joyce con el que Tony Huston trabaja el guión de la cinta. Porque hay tres Huston implicados en esta pequeña joyita: John dirigiendo, Tony escribiendo y Angelica interpretándola.

Para que todo consiga ser una fiesta de la melancolía, colaboran en grado sumo para ello tanto la partitura musical de Alex North como la fotografía de Fred Murphy. Y todo ello para relatar de manera pausada y exquisita una reunión navideña de amigos y familiares en una rancia casa de Dublín en 1904 habitada por dos hermanas ancianas que agasajan a sus invitados sabiendo que quizás no les queden muchas Navidades por delante. A lo largo de la fiesta hay momento para la poesía, la música, el teatro, las infidelidades sugeridas, la tristeza, las conversaciones banales, alguna situación simpática, el dolor por los que no están y el vacío que dejaron los muertos, categoría a la que algunos de los presentes saben que pasarán a formar parte más pronto que tarde y que el final del film subraya magistralmente.
Sergio Berbel
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