Normalmente, las películas que tratan sobre secuestros suelen resaltar los aspectos más truculentos, recrearse en el sufrimiento de la víctima y acentuar el clima de intriga o suspense. Esta obra se centra en el estudio psicológico y en la vida familiar tanto del secuestrador como del secuestrado. Desde ese punto de vista, el planteamiento, por su rareza, es interesante. Con tales premisas, gran parte de la película se apoya en la interpretación del trío protagonista, que cumple con eficacia. Pero el tono intimista es un arma de doble filo y deja de lado otros aspectos como la coherencia narrativa y, sobre todo, las motivaciones de los personajes, que en algunos momentos no resultan demasiado creíbles. Si uno se espera una típica película de secuestros, con toda probabilidad se aburrirá soberanamente; pero si te conviertes en cómplice del planteamiento, tiene momentos bastante logrados, aunque la sensación final es de cierta inconsistencia.