No voy a entrar en demasiadas comparaciones. La de Hitchcock tenía unas características muy concretas y la de Davis otras distintas, adaptadas a un cine y a un mundo mucho más tecnificado. Ya dejé dicho, so pena de ser linchado por la concurrencia, que me había gustado más la actualización, por la sencilla razón de que resulta más creíble. Con sinceridad, salvando el penoso final y algunos pasajes de su horrísona banda sonora, la versión moderna es mucho más dinámica, está mejor interpretada –aunque sólo sea porque los personajes parecen tales y no guiñoles parlantes- y los giros argumentales están resueltos con más verosimilitud que en la acartonada versión del cineasta londinense. Es el remake menos malo de una de Hitchcock, supongo que en eso habrá cierto acuerdo.

Cabe recordar que en su día Hitchcock nunca pasó de la consideración de hábil constructor de intrigas, pero hubo que esperar a Truffaut, otro cineasta mediocre, para que fuera tenido por un gran director. Desde luego tiene buenas películas, pero va a ser que el tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio. Tengo la sensación de que algunos de sus recalcitrantes admiradores lo son más por pura pose que por verdadero convencimiento. O será la nostalgia.