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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
4
7,0
70.221
Documental "Fahrenheit 9/11" toma como punto de partida la controvertida elección de George W. Bush en el año 2000 para seguir su ascenso de mediocre petrolero tejano a presidente de los Estados Unidos y describir las oscuras relaciones económicas entre su padre y la familia de Osama Bin Laden, poniendo de relieve cómo el poder y la riqueza del enemigo número uno de los estadounidenses han ido aumentando gracias a este vínculo. También indaga ... [+]
13 de abril de 2011
29 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Circula por la red un artículo de un tal J. C. Rodríguez que resalta el carácter manipulador de los documentales de Moore, que tilda de docuficción. El escrito tiene un tufo facha y pro Bush que tira para atrás, y algunas de las argumentaciones que esgrime para defender al ex inquilino de la Casa Blanca son, al menos, tan endebles y enrevesados como los que enarbola el orondo panfletista de Michigan. Porque Moore es un manipulador de marca mayor, de eso no tengo la menor duda. Además, siempre me acaba aburriendo, con su metraje exagerado, con su afán de protagonismo (narración, interpretación, guión, dirección…). Lo hiperbólico de su ego me revienta.

Lo que ocurre es que Fahrenheit 9/11, aún haciendo gala de indudables tergiversaciones, presenta un objetivo tan repugnante, que resulta muy difícil no empatizar con su discurso. Soy uno más de los que piensan que G.W. Bush y todos los miembros de su gabinete, desde Cheney a Rumsfeld, pasando por Ashcroft, Rice o Powell y todos los demás, deberían estar entre rejas por criminales de guerra y estafadores internacionales. Al igual que unos cuantos de sus lamentables aliados. Aunque en esto no se diferencian demasiado de lo que tenemos hoy en el poder a ambos lados de cualquiera de los océanos. Casta corrupta e inmoral que únicamente vela por los intereses de una elite y por hacerse con la especia melage, cada vez más escasa: el petróleo. Ese material que sustenta, literalmente, la civilización industrial que tantas comodidades nos ha permitido pero que las generaciones venideras van a tener muy difícil disfrutar. La primera guerra del Golfo fue la primera de la última fase de una era de energía barata y potente que ya no volverá. Las posteriores, desde el 91 hasta la actual de Libia, no son más que nuevos episodios protagonizados por hijos de puta sin escrúpulos (políticos, banqueros, industriales, propagandistas) movidos por el mismo afán, ciudadanos aborregados que se dejan llevar por el fanatismo y la ausencia del pensamiento crítico, y gentes empobrecidas a merced de las bombas y la violencia.

Por supuesto, en el primer grupo incluyo al propio Moore, porque si su alternativa al indeseable Bush es el impresentable Gore o el Partido Demócrata, tan corrupto como el Republicano y cuyos dirigentes son, al menos, tan ricos y amorales como los del Republicano, apaga y vámonos. No hay más que ver en qué han quedado las maravillosas promesas de Obama: más guerra, más Guantánamo, más especulación financiera, más sufrimiento y más desequilibrio entre ricos y pobres. Desgraciadamente, empezamos la cuesta abajo. Y sin frenos.
Shinboneniná
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