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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
6
Acción. Thriller James Silva (Mark Wahlberg) es un experimentado agente de la CIA al que envían a un país sospechoso de actividad nuclear. El funcionario Li (Iko Uwais) llegó a la embajada estadounidense buscando intercambiar información sobre material radioactivo robado a cambio de su traslado seguro a los Estados Unidos. A Silva le asignan la peligrosa misión de transportarlo desde el centro de una ciudad hasta una pista de aterrizaje a 22 millas de ... [+]
30 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas es complicado, por no decir imposible, rodar películas de espías sin caer en algún cliché, lugar común o sin que ciertas escenas, ciertos giros, ciertos desenlaces no recuerden a tal o cual otra cinta. “Milla 22” lo consigue durante gran parte del metraje haciendo algo de trampa, jugando la carta del desconcierto, de marear al espectador y dosificarle la información para que no sabiendo de qué va la trama, no pueda comparar y criticar. Así, formamos parte de un enrevesado juego a tres bandas, cinco bandas, seis bandas… yo qué sé cuantas bandas, en el que a duras penas entendemos qué pasa en la escena, prácticamente es imposible saber en qué continente estamos y no hay manera de saber en ningún momento qué es verdad o no.

Eso sí para endulzar el tema, Peter Berg nos ofrece dos regalos. Por un lado a Mark Wahlberg para centrar un poco las cosas y que sirva de faro en la niebla. Por otro lado, un nivel muy elevado de factura técnica en lo que es generar tensión, coreografiar las peleas y escenificar tiroteos de mucho nivel, muy realistas. La película es fría, directa, profesional, sin concesión a las emociones y, poco a poco, la bruma de tramas se va disipando y lo que queda es coherente y comprensible. A lo mejor no es innovador, a lo mejor no gusta a todo el mundo, pero es un argumento sólido y razonablemente fuera de lo habitual.

Entretiene. Te tiene intrigado y a pesar de los vaivenes, sabes que siempre tienes que seguir a Walhberg y él aclarará las dudas a hostias o a tiros. Por una vez, su ceño adusto e inexpresivo encaja en un papel que requiere poner cara de mala leche todo el metraje, al igual que al resto de compañeros de reparto, muy metidos en sus papeles de espías, matones o sicarios (lo de los sicarios sonrientes es un mito) ofreciendo ese aire de sobriedad, de minimalismo que uno espera del mundo del espionaje real, el alejado del glamour de Ian Flemming.
OsitoF
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