Hay que reconocer que Richard Thorpe no lo estuvo, como dice
su apellido, cuando dirigió esta interesante película.

Ambientada en una villa de la campiña inglesa nos presenta la
película a diversos personajes que conviven en la misma, una
anciana amargada, su sobrina ( también amargada ) y un par
de sirvientas, también bastante amargadas.

Para su regocijo aparece en la escena un simpático personaje
que se presenta como botones de un hotel y que al hacer buenas
migas con la anciana, es invitado a trabajar y a quedarse a vivir en la
casa, cosa que aceptará.

La acción se centra principalmente en la extraña relación entre el
pícaro personaje y la sobrina de la anciana, con el que mantiene
una extraña relación basada en la atracción, la desconfianza y
las sospechas.

Tiene la película bastante de teatral al reunir a pocos personajes y
centrar toda su acción en el interior de la casa de campo, mostrando
pocas escenas de exteriores se consigue un ambiente más claustrofóbico.

Un sorprendente final aguarda al espectador.....y a la bella Rosalind
Russell también.