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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Drama Un cuento moderno sobre la obsesión por la popularidad. Stafford Weiss es terapeuta y escribe libros de autoayuda. Tiene una mujer sobreprotectora, un hijo antigua estrella de la TV en rehabilitación y una hija que acaba de salir del psiquiátrico. La principal cliente de Stafford es una famosa actriz, a punto de interpretar el papel que hizo su madre en los años 60. (FILMAFFINITY)
8 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hollywood siempre ha sido uno de los temas favoritos de Hollywood. Baste con recordar dos cumbres del (sub)género, Cautivos del mal y El juego de Hollywood. En su nueva andanza cinematográfica, Cronenberg hinca el diente a la meca del cine y no deja títere con cabeza. Su anterior querencia por la degradación de la carne, reflejo de la degradación de la mente, da paso aquí a un implacable desfile de mentecatos y psicóticos. Tenemos a una antipática pareja, los Weiss. Él es escritor, y su única preocupación reside en promocionar y vender sus libros. Su mujer está dedicada en cuerpo y alma a la carrera cinematográfica de su hijito, un repulsivo adolescente de 13 años que acaba de salir de rehabilitación y desea encarrilar su carrera de nuevo. Los Weiss tienen otra hija, una psicótica que se hallaba encerrada en un manicomio de Florida por haber provocado un incendio, tal vez con consecuencias nefastas. Los Weiss guardan otro secreto, que no voy a revelar aquí. Cuando la hija aparece de nuevo en sus vidas, tras haberse ligado a un conductor de limusinas y convertirse en chica-para-todo de una actriz madura a la cual ya no llueven los papeles, siguiendo los consejos de Carrie Fisher, la tragedia está cantada. Prefiero con mucho las cintas que he citado antes, pero en Maps to the Stars Cronenberg demuestra que la mala leche le sigue funcionando, hasta unos extremos incluso estomagantes. Nada sería posible sin el concurso de una Julianne Moore en estado de gracia, que se desnuda en cuerpo y alma para componer un personaje patético y horripilante a la vez (muy pocas actrices saldrían indemnes de la escenita pelín escatológica que tiene lugar en el último tercio de la película). Cusack puede demostrar de nuevo, después de muchas decepciones, que es un buen actor, bien secundado por Olivia Williams, en un papel muy difícil también. Yo prefiero al Cronenberg de Crash e Inseparables, pero le sigo siendo fiel, pese a que se empecine en promocionar la carrera de Robert Pattinson. Para cinéfilos y espectadores poco remilgados.
Eduardo
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