Enésimo biopic que me trago, esta vez sobre los últimos años de la sin par Gloria Grahame, que alumbró los sueños húmedos de varias generaciones. Depredadora sexual, se casó cuatro veces, la última con el hijo de su anterior marido, Nicholas Ray, que quedó muy tocado de aquella relación. Su final fue triste y patético, como veréis en la película. Narra sus últimos años, en Inglaterra, donde participaba en obras teatrales, y en donde se enamoró de un chico bastante menor que ella. Está basada en el libro de memorias escrito por éste, Peter Turner, y su realización es plana como un telefilm. De hecho, la cinta no se sostendría sin la tremenda interpretación de Annette Benning, a quien la Academia sigue estafando el Oscar año tras año. Es una actriz inconmensurable, monumental, aparte de una mujer bellísima. Ella es Gloria Grahame rediviva. A su lado, Jamie Bell, ya sabéis, el niño de Billy Elliott, está muy correcto, pero poco puede hacer ante el monstruo sagrado con el que le han emparejado. La historia es melancólica y morosa, y en ocasiones se arrastra más que se desliza, pero los intérpretes sostienen el tono en todo momento. Vanessa Redgrave aparece un momento, acompañada de la excelsa Frances Barber. Pelín cansina