Eso es lo que recibe el espectador: un cubo de basura en la cara. Aja es un perturbado al que le dan dinero para compensar su psicosis, evitar que se brote y salga a la calle dispuesto a trinchar alegremente al personal. Donde Piraña de Dante/Corman era una honesta serie B con ánimo de espantar al personal, el bodrio de Aja va dirigido a acariciar nuestros bajos instintos. Suelta en la pantalla a unas cuantas putas siliconadas para que exhiban sus encantos lo máximo posible, y luego se marca una supuesta escena lesbi bajo el agua que no sabes si reír o llorar. Entretanto, las pirañas (muy bien diseñadas, eso sí) se meriendan a una pléyade de adolescentes salid@s que sólo aspiraban a echar unos cuantos polvos. Y hablando de polvos, nuestro psicótico desempolva a unos cuantos actores caídos en la desgracia y/o el olvido para amenizar la función: Richard Dreyfuss en la escena que abre el flim, en un claro homenaje a Tiburón; Christopher Lloyd, regresado de un futuro poco prometedor; y la hermosa Elizabeth Shue, que todavía conserva un buen par de aldabas sin siliconar. ¿Qué fue de aquella otrora singular actriz? Para colmo, te pasas toda la peli deseando que se coman de una vez al imbécil del protagonista, y encima sobrevive. Lo cual nos demuestra una vez más, por si hiciera falta, que la vida no es justa. Snif.