Cuento de hadas progresista, La parte de los ángeles es una película entrañable, divertida, humana y profundamente realista al mismo tiempo. Loach, en la que quizá sea su última película de ficción, admite sin ambages que ya no existe otra salida a la situación actual que la salvación individual. Apagados los ecos de la Marcha por la Dignidad, reprimida brutalmente por la policía neofranquista del PP, parece difícil seguir confiando en que las masas heredarán la tierra. Loach lo intuye, y de esta manera presenta a sus personajes, náufragos de una sociedad que les desprecia, como unos individuos algo borderline en todos los sentidos, unidos por algo similar a la amistad y la camaradería, que traman un golpe imposible... y les sale bien. Bien interpretada por unos, supongo, actores no profesionales, la trama está hilada con habilidad y un empleo de la música muy atinado. El happy end no oculta los profundos problemas de las suburbios de Glasgow, donde el paro y la miseria golpean a buena parte de sus habitantes. Para un servidor, el desfile de maltas millonarios fue una verdadera tortura, sobre todo por lo inalcanzables.