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España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Drama Adaptación de una novela de Don DeLillo. Con el capitalismo a punto de extinguirse, los disturbios se extienden por Nueva York. El joven multimillonario Eric Packer se dirige en su limusina a cortarse el pelo en su peluquería favorita. Eric descubre que alguien quiere asesinarle a la vez que el caos se apodera de su imperio. (FILMAFFINITY)
16 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como siempre, ciegos.
Ciegos ante el mundo, ante nosotros mismos y ante la genialidad.
Porque Cosmópolis es, de lejos, la película más visionaria, difícil y arriesgada de los últimos años.

Casi, casi un ensayo filosófico sobre el lugar que cada uno ocupa en la sociedad, la película tiene por delante un escollo gigantesco: conseguir que el espectador conecte con sus tenebrosas y a veces hasta apocalípticas ideas sin que la película rebaje su nivel de accesibilidad.
Y lo consigue, vaya si lo consigue, con ideas visuales arriesgadas, situaciones extrañas y diálogos enigmáticos, pero quien quiera ver, verá.

El millonario atraviesa la ciudad en su limusina: es una metáfora visual obvia, pero no es la única que depara el film.
La película reparte y se queda a gusto: matrimonios ausentes, tutores estrictos, payasos revolucionarios, manifestaciones violentas pero efímeras, ignorantes resabidillos, perdedores con complejo de inferioridad, trabajadores nostálgicos, jóvenes que hablan demasiado, la contracultura como religión... el mundo nunca se antojó tan claro en su miseria y defectos. El título no es casualidad.
Pero lo mejor es que todo eso pasa en la vida real, pasa una y mil veces: el que no sienta un escalofrío de aterradora autoconsciencia viendo la película, que se lo haga mirar. Porque en este mundo no vive, y si lo hace, poco mundo ha vivido.

Pasamos a la principal queja respecto a la película: Robert Pattinson. Pues bien, resulta que Cronenberg sabe que este tipo mucho tiene que trabajar para librarse de su vampirito crepusculero, así que le aprieta las tuercas. No está cojonudo, ni siquiera es el personaje más interesante de la película, pero es un espléndido conmutador que une a todos, y a todo.
También destacable Sarah Gadon, en una interpretación que muchos pueden confundir con la inexpresividad, pero la cual queda bien clara su función: su personaje es una muerta en vida, una mujer que poco sabe (y se ha preocupado de saber), y, como el espectador poco atento, permanece creyendo en una felicidad próxima, sabiendo que hay algo, ahí, que es aterrador, pero mejor alejarse de ello. Brillante Cronenberg, no lo hacen todos los maestros, el meter un puñetazo en la cara al ignorante en su película.
Podría describir tambien la infinita cantidad de cameos que tienen un momentazo de gloria en la película, pero solo destacaré dos (no por maestría, que son todos, sino por impacto): Mathieu Almaric, fascinante, y Paul Giamatti, brillante.

Que nadie os diga nada de esta película. No la juzgueis por Pattinson, por su extraño argumento, o por las críticas que haya podido recibir.
Id a verla con la mente abierta, y os topareis con la primera película que habla sobre el apocalipsis a nivel de la calle, ese apocalipsis que ya existe y al que nadie presta atención, no vaya a ser que pase algo.

Aunque en el fondo no es extraño que Cosmópolis se haya topado con el rechazo general.
Porque nos pone un espejo delante, que muestra todas nuestras arrugas y defectos.
Y mirarnos en un espejo, eso no.
Charles
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