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España España · Madrid
Voto de Charles:
9
Thriller. Acción Sexta entrega de la saga. En esta ocasión presenta a Ethan Hunt (Tom Cruise) y su equipo IMF (Alec Baldwin, Simon Pegg, Ving Rhames), con algunos aliados conocidos (Rebecca Ferguson, Michelle Monaghan), en una lucha contrarreloj después de que una misión salga mal. (FILMAFFINITY)
30 de julio de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ethan Hunt, Luther, Benji y los demás siempre van a llegar.
Lo van a conseguir, seguro.
Aunque algunos se queden por el camino, aunque la cuenta atrás marque el último segundo... nos hemos acostumbrado a que la misión se va a completar.

'Misión Imposible: Fallout', como otro notable eslabón de una saga encarrilada, que no estandarizada, sabe que ahí está su debilidad.
Y como cabrona, guiada por el bisturí maestro de Christopher McQuarrie, lejos de regodearse en sus grandezas, decide atacar sus bajezas antes que lo haga la comodidad.
Ethan (y Tom) depende de un grupo de colaboradores excepcionales, capaces de trabajar bajo presión, en las circunstancias más jodidas, y toca plantearse dónde está el límite de ese "sálvese quien pueda, negaremos su existencia" que todas las presentaciones de misión han recalcado generosamente.

Por una vez, pudiera ser que la misión fuera verdaderamente imposible.
No porque los enemigos sean demasiados, ni tampoco porque la muerte, esa vieja conocida de la franquicia, se haya cobrado la vida de algún agente amigo.
Sino porque el error humano existe, pese a que Ethan se esfuerce en ser sobrehumano, y hasta él mismo no puede abstraerse del hecho de que su red de amigos y colaboradores es la perfecta trampa forjada en un mundo de intereses y traiciones.

Lo primero, lo más engorroso: a nadie le importa quién es John Lark, o si los Apóstoles conseguirán cerrar un cabo suelto de la anterior entrega, en un insólito alarde de continuidad.
Probablemente, ni a McQuarrie ni a Cruise les quita el sueño la intriga de salón criminal que han dispuesto como tablero.
Ah, pero jugarse, no ya los peones, sino el alfil, la torre, la inesperada y carismática reina, Ilsa Faust... eso es una putada, y todos ellos están en la cuerda floja porque el rey, corriendo más allá de lo humanamente posible, quiere ganar sin tener que dejarse ninguna pieza por el camino, aunque las reglas del juego dicten que debe ser así.

Todo ello lleva a una misión imposible más personal, más "siniestra" si se quiere, donde no prima tanto la persecución imparable (que también) como la tensión soterrada de que a cada esquina pueden cambiar los planes y no habrá nadie que se salve de caer.
Los ocasionales brotes de violencia, de hecho, inciden muy duramente en esa línea: jamás se ha visto a Ethan tan angustiado por tomar una vida, llegando incluso a poner en peligro la misión (¡el bien mayor que justifica todo!) porque una sangre derramada es la única frontera moral que divide los malos de los peores.
La poderosa presencia del agente August Walker de la CIA refuerza esa idea, como un juez implacable sobrevolando la operación, cuestionando si Ethan ha empezado a fallar porque se preocupa de una moralidad que nunca le ha debido importar. La Viuda Blanca, por su parte, una deliciosamente chalada Vanessa Kirby, solo está para divertirse, y aportar al conjunto la clase de persona impredecible que demuestra lo estúpidamente inconveniente que es llegar limpio al final de las misiones.

Es gracias a ese fondo de buenismo en un mundo cínico, combinando unos actores entonadísimos clavando su recital, que el habitual solfa de hostias y planes contrarreloj trasciende su mera presencia obligatoria, de ser una más de la saga, y se transforma en sinfonía que da gustazo escuchar, y sobre todo ver.
Encima, no solo los puñetazos duelen de verdad, sino que ese es Tom Cruise saltando desde la atmósfera, porque qué sería de esta saga si el marketing no vendiera al único showman capaz de jugarse la crisma por tenernos el corazón en un puño (que el aplauso se extienda al resto de especialistas y el toro Cavill, por favor).
La guinda ya la pone la necesaria bajada a la tierra en forma de cacharritos que no funcionan, o pequeñas putaditas sobre la marcha que complican lo que está siendo jorobadamente difícil: una manera sutil, pero bienvenida, de mostrarte que la Fuerza Misión Imposible no es infalible, y empezar con mal pie es algo que le puede pasar a un espía.

Es cierto, esta vuelta al ruedo no puede ocultar cierta fatiga, cierta rutina, que te hace preguntarte cuántas veces podrá ser la misión un imposible.
Pero, mientras dura, ves que eres tan parte del equipo como cualquiera, porque tito Tom y amigos saben que no pueden perder tu atención, tu tensión y tu disfrute.
Sorpresa, en ningún momento se les llega a escapar.

Que estén dispuestos a jugarse el cuello para ello merece que sigamos aceptando las misiones que puedan venir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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