No persigue más que el ideal americano (estadounidense) de los años 50 y 60. Este hombre (Elia Kazan) está obsesionado con la hipotética sentencia social de los derechos del hombre, del poder individual.
Dirige una película en la cual sólo destaca Brando, y no olvidemos al cómico (a mí me gustan sus gestos) Malden. La estructura es un tanto pobre, pero muy bien tratada, lleva a cabo una obra de cine (casi) negro en los puertos de USA con el sindicato (desaparecido en el filme) de sus propios trabajadores. El poder humano sobresale frente a la mafia todopoderosa que seguiría imperando hasta los 70, ¿he dicho 70? quería decir hasta el 2070.
El personaje de Eva Marie Saint podía haberlo interpretado cualquier personilla sin personalidad, pero hubiera dado más en el clavo aquella otra chiquilla preciosa llamada Baby Doll.
Buena fotografía con una muy buena actuación de Brando, eso es todo, y una trama envolvente, el guión deja un poquillo, y eso y la banda sonora, son las puntas que le faltan a esta estrella que se ve con mucho gusto.