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Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
4
Thriller. Drama Desde que su mujer sufrió quemaduras en todo el cuerpo a raíz de un accidente de coche, el doctor Robert Ledgard, eminente cirujano plástico, ha dedicado años de estudio y experimentación a la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla; se trata de una piel sensible a las caricias, pero que funciona como una auténtica coraza contra toda clase de agresiones, tanto externas como internas. Para poner en práctica este ... [+]
20 de septiembre de 2011
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre retales de unas telas raídas y destrozadas aparece un mamífero que escribe en un lenguaje cartesiano algo así como "Sé que respiro".

Su piel aparenta ser coraza que evita ciertos dolores y agudiza otros internos. Sus gritos son mudos, pues el tigre acecha fuera y es preferible mantener el silencio. Elena Anaya es una gacela que aún no sabe que será devorada por el tigre más feroz y surrealista que nunca antes conocimos.

Mamá tigresa permanece alerta sin inmutarse ante el descalabro carnívoro, ella (Marisa Paredes) es víctima y algo más que Almodóvar olvida contarnos. Por bandera un Banderas que resuelve pero no convence. Llega tarde a los eventos y trata de solucionarlos a posteriori.

El humor hace acto de presencia, aunque no parece muy seguro que sea donde se pretende. Eso sí, la carcajada se suelta por miedo (nunca ese miedo en Pedrooo) a no poder hacerlo más adelante. Los personajes secundarios también se mezclan, aunque de eso ya se había encargado Jonquet al escribir esta novela.

El ritmo hace que la gacela cojee y pierda los tiempos. Las cámaras que grabarán el documental que dará testimonio de la masacre permiten al espectador saber que la gacela está en peligro, y lo peor de todo, cómo ocurrirá su desgracia. El metraje también se aprovecha del pobre animal que, apresuradamente, se lanza al final de su vida con unas imágenes y un texto casi conmovedores que asustan al saber que no habrá más.

Todos sabemos qué pasará, pero nadie es capaz de pincharnos o hipnotizarnos para disimular, engañar o simplemente distraer. No hay magia en esta película por el mero hecho de mezclar tan colorido pasado en un presente de mayor calado. La estética es elaborada, estructurada y fluida. Genera la ya conocida personalidad de la dirección. Hay elementos demasiado chirriantes (como la procedencia brasileña del tigre y su madre, o el final, o las conversaciones sin llevar al límite con Eduard Fernández...). Aunque sin duda, su mayor defecto sea la estructuración, poco tensa, estoica y previsible.
Javier Moreno
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