De "Pathfinder, el guía del desfiladero" es imposible no destacar su originalidad en forma de agua helada, no hay plano en el que la nieve (y el frío) no hagan su aparición, agua helada en todo caso, ya sea en el suelo, en los bigotes de los protagonistas o cayendo del cielo. Para llegar aquí o bien se es un cinéfilo hecho y derecho que sabe lo que tiene delante o, como es mi caso, sólo la suma de circunstancias fortuitas y la curiosidad por ver una película noruega juegan a favor de que un día cualquiera por la tarde sea la película escogida para ver tranquilamente. Eso, y el hecho de que sume menos de 90 minutos, dicho sea de paso, siempre es algo a favor a tener en cuenta por si el tiro falla.

Y lo cierto es que me ha gustado más de lo normal, más que la media de las valoraciones, y ello se debe a sus rarezas (la localización, la nieve, la época, los renos) y al atractivo de la historia. Los malos ayudan mucho a "ver bien" la película, son indiscutiblemente malos y hacen una entrada en escena memorable. Los buenos, entre ellos el joven protagonista, son los sufridores nómadas portadores del mensaje que el director pretende enseñar. Porque no son sólo aventuras, hay también un contenido vital, cultural, que hay que destacar. Yo me quedo más con la aventura en sí, reconozco que "Pathfinder..." vale mucho la pena pese a estar escondida para el público general.