El suspense se acaba mucho antes de que acabe la película, y más atrás aún ya han aparecido bastantes piezas que se pretende que encajen gracias a una ausencia de lógica tremenda. No seré el último que lo diga y antes de mí habrán sido unos cuantos, pero si "La sombra de una duda" hoy es vista como una obra maestra es seguramente por una afabilidad artificial que nace por el nombre propio del director. La firma de Alfred Hitchcock es como un enorme sol que brilla tanto que no deja ver lo que se cuece a sus pies. En los años 40 se hicieron una cantidad enorme de películas con brillantes guiones a los que ni se acerca esta película que, tampoco es cuestión de situarme en el otro extremo, tiene sus cosas buenas. La lista de piezas que no encajan y que hay que pasar por alto una y otra vez para que todo funcione es considerable y lógicamente detallaré sin demasiada profundidad en el spoiler. Lo que tengo claro es que el guión es espeluznante, un queso gruyere no tiene tantos agujeros... Y aún así la salvo porque pese a ciertas estupideces la tensión se mantiene y es una película que se ve rápido.

Por encima de todo salvo a Joseph Cotten, un espectáculo en la pantalla, muy por encima de la aclamadísima Teresa Wright, cuya interpretación no me dice nada en especial. En el apartado técnico, para los entendidos, la película es irreprochable. Yo me posiciono de forma indiferente porque no entiendo de contrapicados, de juegos de luces y del uso de la cámara. A mí me interesa el guión y la historia, y la cojera en ese aspecto de la película es muy grave. Por otro lado, la típica familia media yankee vuelve a mostrarnos su cara más repulsiva, perfecto los padres, la madre en la cocina, los niños y el vecino... menos el tío, eso es cierto.