Comedia de tono ligero que aborda un tema tan serio como es la identidad sexual. Ópera prima de Guillaume Gallienne basada en su propia vida y en la relación con su madre. Desde un principio tenía en mente trasladar la historia a la gran pantalla, pero por motivos económicos primero realizó una versión teatral en la que él mismo interpretaba todos los personajes. Debido al gran éxito cosechado sobre las tablas, pudo al fin trasladar su obra al cine.

La cinta arranca con Guillaume desmaquillándose, mostrándose tal como es y saliendo al escenario para enfrentarse con el público cara a cara. Durante varios momentos de la trama se nos mostrará nuevamente la versión teatral de la obra, sirviendo ésta como elemento conductor de la historia. Un aspecto innovador que en ningún instante rechina.

Hay que destacar la labor de Guillaume Gallienne interpretando a una versión joven de sí mismo y a su propia madre. Puede que a muchos la idea les horrorice si les viene a la mente las películas de Eddie Murphy dónde interpreta a varios personajes. No tiene absolutamente nada que ver. Quizás se aproxime más a Peter Sellers, guardando las distancias. Las escenas en las que aparecen madre e hijo juntos son probablemente lo más brillante de toda la cinta.

La trama se centra en la búsqueda de la identidad de un joven francés de familia burguesa obsesionado con su madre. La admira y quiere ser como ella, imitándola en todo momento hasta tal punto que muchos le confunden con su propia madre. Su padre conforma un interesante contrapunto, no comprende su comportamiento y esto crea un gran conflicto en Guillaume, que estará completamente convencido de que es una chica. La película expone de forma episódica el viaje que Guillaume realiza para buscarse a sí mismo, para descubrir como es realmente y no como los demás creen que es, y sobre todo; para aprender a quererse a sí mismo.


Guillaume y los chicos !a la mesa! ha sido toda una sensación el país galo. Las peripecias de este cómico han arrasado en taquilla y han triunfado en los premios César (pasando por encima de “La vida de Adèle”, la gran favorita). Se trata de una propuesta original que normalmente encajaría más planteada como un drama que como una comedia de tono bastante ligero, que no simplista. La trama está bien hilada y va a más hasta llegar a los compases finales. Una obra directa a romper complejos y prejuicios.

Lo mejor: la verdad en las palabras entre madre e hijo.

Lo peor: confundirla con una comedia basada en la sucesión de gags sin dejar poso.