Cuando estaba viendo el Árbol de la Vida, debo reconocer que mi cabeza se traslado a la primera vez que vi, “2001 Odisea en el Espacio” y salvando las distancias y el tiempo transcurrido. (También fue una película admirada e incomprendida en su momento)
Malick es un poeta de la imagen, un ser místico que lo cotidiano lo convierte en sensaciones de pura sensibilidad. La gente que se acerca a su cine sabe que esta ante un director que sabe transmitir y evocar en cada plano algo que es muy difícil de catalogar, por eso esta película no tiene un punto intermedio ó te gusta ó no.
Malick nos da una lección de como saber transmitir con la belleza de la imagen, el porque de la vida y de los momentos cotidianos de tu infancia con aquello detalles que nunca vas a olvidar.
El papel de la madre con los hijos y la banda sonora son imprescindibles.