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Voto de El Despotricador Cinéfilo:
6
Comedia. Romance Katie O'Hara, una ex bailarina de cabaret norteamericana, después de casarse con el barón Von Luber, va a pasar su luna de miel en Europa. Con ellos viaja Pat O'Toole, un locutor de radio que colabora con los servicios secretos americanos, y que intenta convencer a Katie de que su marido es un nazi muy importante: cada país que visitan los recién casados (Checoslovaquia, Polonia, Francia) es inmediatamente invadido por las tropas alemanas. (FILMAFFINITY) [+]
7 de julio de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo McCarey es un director muy dotado para la comedia, incluso para el cine romántico, como muy bien han demostrado sus grandes películas. Pero dudo mucho que tenga talento, temple o simplemente artesanía para rodar un buen film dramático. Y este "Hubo una luna de miel" es una buena prueba.

Por una parte es una película que me ha sorprendido muy gratamente, pues esperaba una insulsa comedia, y me encuentro inesperadamente con un terrible drama político y humano ubicado en la Europa del principio de la II Guerra Mundial. Una crítica durísima al nazismo y como fueron invadiendo o anexionando a todos los países de Europa. Un tema muy interesante y que, al menos yo, he visto poquísimas veces en el cine.

Y ahí está el gran error de este film. Pues si Hubo una luna de miel hubiera sido solo una película seria, dramática, concienciada y de propaganda bélica podría perfectamente ser un excelente producto, muy hijo de su época (se rodó en el año 1942, en pleno apogeo de la guerra). Pero todas esas buenas intenciones se quedan en nada con los desafortunados toques de comedia que una y otra vez McCarey mete, incluso con calzador, en la amplia mayoría de las escenas.

Por supuesto que es muy loable intentar buscar un tono desenfadado y divertido a tan gravísimos acontecimientos, y combinarlos para aportar un tono agridulce a dicha historia, de hecho, ahí tenemos la soberbia Obra Maestra de Lubitsch Ser o no ser (1942) con la que este film tiene muchos puntos en común. Pero si la maravillosa película de Lubitsch sale airosa, no se puede decir lo mismo de la de McCarey, pues los inapropiados toques de comedia restan veracidad a la historia global. Y de hecho, reconozco que las escenas más tristes, violentas y dramáticas están muy bien dirigidas y resueltas, pero no encajan de ninguna manera con la ligereza, superficialidad, humor y banalidad de las escenas románticas entre Cary Grant y Ginger Rogers.

Y es que resulta evidente que el poder combinar sabiamente comedia con drama es un talento que no está al alcance de todos, es más, está al alcance de muy pocos.

El Despotricador Cinéfilo
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