Que David Cronenberg es un director que está en la historia del cine contemporáneo es un hecho de la causa. Sin embargo, su última apuesta “Cosmopolis” quedará en la retina como una película poco acogedora y que se exhibió casi exclusivamente para consignar el paso del director por la cartelera 2013.

De aspecto experimental y analítica es oportuno recomendar este film para horas activas en la vida cotidiana, ya que verla de noche o cansado puede ser una dura prueba, debido a que el exceso de palabrería pasa la cuenta.

Aunque hay consenso en que hacer actuar a Robert Pattinson es un mérito, llevar la obra literaria de DeLillo al cine también pudo ser explotado con otro enfoque que aunque más tradicional podría haber abierto otras puertas.

A su vez en la cinta destaca el contraste entre el armado aparentemente simple en foto, montaje y escenografías con el complejo núcleo del film. Los adjetivos son múltiples; metafórico, simbólico, algunos dirán bizarro pero el argumento es difuso y a la vez descarnado. La extravagancia claramente no será de todos los gustos por mucho que Cronenberg esté al mando, de hecho claramente tiene trabajos mejores.

“Cosmopolis” es interesante, muy teatral, casi metacine, buscando más allá de lo habitual pero su densidad le juega muy en contra a la hora de transmitir mensajes valiosos contenidos en poco más de una hora y media.

Demasiado espesa para el gusto de la mayoría.