Si el director sabe hacerlo bien, se pueden hacer películas muy buenas sin grandes artificios y con muy poquitos elementos.
Cuando Spielberg aún no era quien ha llegado a ser, realizó este thriller de carretera, largamente imitado y plagiado con posterioridad.
Un viajero, un camión, y las desérticas e inmensas carreteras de Estados Unidos. No hace falta nada más para contar una historia emocionante, y al mismo tiempo muy simple.
En la fotografía y montaje se nota que no estamos ante un director cualquiera. Su forma de manejar la cámara y de narrarlo todo, hace que vislumbremos el genio en el que Spielberg se convirtió después. Claramente este hombre nació para hacer buen cine.
Una película muy interesante, sobre todo para hacerla alguien tan joven en aquel momento. Hasta consigue dar un poco de miedo si vamos a viajar solos por carretera.