Crítica escrita con la perspectiva de haber pasado varios años después de ver la cuarta temporada.
Aquí tenemos un caso claro de serie sobrevalorada, al menos desde el punto de vista de los que prácticamente no hemos leído un cómic de superhéroes en la vida, y el concepto que tenemos de este subgénero es ver acción y efectos especiales a saco, en lugar de un drama de orígenes.
Su orientación es más parecida (salvando bastante las distancias) a la de la película “El protegido”, con héroes que quieren ser personas normales (ahí está por ejemplo Greg Grunberg con su barrigón) y un enfoque diferente que trata de humanizarlos.
También se toma con muchísima tranquilidad la génesis de todos los personajes. Toda la serie es como si fuera un prólogo a lo que luego podrían llegar a ser estos poderosos en una hipotética secuela (que para bien o para mal, parece que nunca llegará) en la que ya les veríamos en lo que acostumbra a ser el género.
No digo que no sea bueno este drama con toques de ciencia ficción. Es que, para nada en absoluto, me parece la maravilla que muchos veían en ella, al menos en la primera temporada (“salva a la animadora, salva al mundo”). Su lentitud de desarrollo y falta de respuestas a los muchos misterios que plantea (como la trama del personaje de Masi Oka, por ejemplo), llega a ser exasperante, y más con unas temporadas tan largas que hoy en día (2020) ya no estamos acostumbrados a ver.
Sin embargo, mi baja nota de aprobado justo no viene solamente por mi discrepancia con la opinión generalizada de la primera entrega. Y es que, esta serie padece con creces y de manera totalmente descarada, de los mismos fallos que pudimos ver en “Prison break” e incluso “Perdidos”. Me refiero a que los guionistas, por contrato, estaban obligados a llenar muchos episodios, y sin que pareciera claro adónde querían ir a parar, terminaban dando tumbos y bajando la calidad progresivamente.
Especialmente pesada es la tercera temporada, con nada más y nada menos que 25 episodios en los que el desarrollo es pobre, con giros de guion muy forzados y un constante mareo de perdiz que no me termina de convencer.
A pesar de todos esos defectos que no puedo dejar de ver, debo reconocer que es una ficción televisiva que, en cierto modo, abrió la puerta a los superhéroes de gran presupuesto en la pequeña pantalla. Y además, aunque parezca que es lo mismo de siempre, no lo es, tanto por la propia historia (Sylar no es un villano al uso, entre otras muchas cosas), como por la manera de contarla.
Una serie buena, pero sinceramente opino que no lo era tanto ni mucho menos.