Esta película de terror de Netflix me estaba pareciendo simplemente mediocre, pero cuando llega el final, se vuelve directamente mala en mi opinión.
Probar suerte con las producciones propias de esta plataforma es como jugar en el casino: nunca sabes lo que te vas a encontrar, pero casi siempre pierdes.
La historia es mediocre, los sustos son mediocres y los actores también. La ambientación y situaciones en este apartamento de mala muerte no van a asustarnos mucho ni llegar a los niveles de James Wan ni mucho menos.
Pero aun así, la película apuntaba maneras de cumplir con el mínimo rasero, si no con gran terror, al menos a nivel de entretenimiento. Transmite algo de interés por descubrir lo que pasa ahí, y es cortita.
Tenía la pinta de ser un film raspado para echar el rato en un día tonto sin grandes exigencias, algo que ya es decir para la mayor parte de la filmografía de Netflix.
Sin embargo, llega el tramo final, y se echa todo a perder. Sigo en “spoilers”.