Ni es una película de “G.I. Joe” al uso como las dos anteriores, ni es el taquillazo comercial veraniego que podría haber sido. También parece que es una gran decepción de taquilla y para muchos espectadores.
Personalmente, me gustaron las películas previas (la primera mucho más que la de Dwayne Johnson). Pero no llego a ser fan de estos héroes, así que me da un poco igual que no sea parecida a las otras, o las posibles incoherencias que pueda tener.
Básicamente, lo que tenemos aquí es un título de artes marciales (sobre todo con espadas) con pequeños toques de fantasía.
El guion es flojo, los personajes muy planos, y está hecha a base de muchos clichés. Eso hay que reconocerlo. Pero las secuencias de lucha y persecuciones están bien hechas. Por otro lado, la cámara se mueve mucho y no hay violencia alguna por la dichosa calificación por edades.
Y así podríamos seguir encadenando cal y arena hasta aburrir.
Es entretenida, pero simple. No es muy buena, pero tampoco un soberano bodrio que me empuje a no acabar de verla. Echas el ratillo, pero no destaca en absolutamente nada. No tiene humor estúpido (afortunadamente), pero en general no entusiasma demasiado, sobre todo cuando no hay acción.
Luego tenemos a nuestra paisana Úrsula Corberó, si no me equivoco haciendo el mismo personaje que encarnara Sienna Miller en la primera película. Pienso que esta actriz (Corberó) llega a ser perfecta como villana, quizás por la chulería que derrocha en “La casa de papel”. Pero a la hora de la verdad, la desaprovechan porque tiene el mismo carisma que un mueble barato, igual que el resto de personajes.
Tengo que decir que me lo he pasado bien viéndola. Por compararla con un estreno reciente del verano de 2021, a mí me parece infinitamente mejor que la espantosa “El escuadrón suicida” con sus estúpidos y horrorosos chistes (y no sigo, que bastante me explayé ya criticándola cuando sufrí su primera media hora antes de salirme del cine).
Pero también me da la sensación de que se me habrá olvidado en dos semanas. Simplemente, se merece un 5. Se queda en esa fina línea.