Crítica escrita tras abandonar en el segundo episodio.
El tiempo es oro. Eso es una gran verdad. En función de las circunstancias personales de cada uno, el tiempo puede ser incluso más valioso y útil que el mismísimo dinero.
Así que, para un aficionado a las series, inevitablemente hay que seleccionar. Hay toneladas de series para ver, pero el tiempo es finito. A lo que voy es: ¿merece la pena ver “Sense8” o es mejor dejarla y ponerse con otra? Tengo claro que me decanto por la segunda opción.
Los creadores de “Matrix” obviamente gastaron todo el talento que les ha tocado en su vida en hacer la trilogía de Neo, porque no solamente no han igualado su obra magna, sino que mucho de lo que hacen últimamente es directamente malo, habiendo tocado fondo por completo con “Speed racer”.
Esta serie se parece un poco a ese otro bodrio que titularon “El atlas de las nubes”. Aquí un grupo de personas de diferentes partes del mundo viven sus vidas, sin saber que hay una sutil conexión entre todos ellos. Esto es algo que aparentemente se irá desvelando según vaya avanzando la serie.
Partiendo de esto, ¿qué tenemos? Pues un conjunto de historias dramáticas que ni por separado ni en conjunto consiguen interesarme ni una pizca. Esta serie es como “Touch” si le quitamos al niño y sus misterios, o como “Héroes” sin héroes. Cuando un relato de vidas cruzadas no tiene enjundia ni siquiera cuando se entremezclan, mal vamos.
Eso es a nivel global. Porque si nos paramos a analizar las diferentes líneas argumentales, es para despotricar durante un buen rato.
¿Es normal que unos ladrones de casas se pongan a ver la televisión y a hacer comentarios estúpidos mientras están haciendo el delito?
¿Es necesario que en el segundo episodio haya que tragarse un baile de “Bollywood” entero?
¿Qué interés puede tener la relación lésbica de esas dos, o la vida del actor encarnado por Miguel Ángel Silvestre?
Parece muy claro que la hermana “Lana”, anteriormente conocido como “Larry”, ha metido mucha mano con el tema homosexual. No es que me parezca mal ni mucho menos, pero el carácter reivindicativo de los derechos de este colectivo no hace que la serie sea más buena.
Si al menos les pasara algo fuera de lo común, valdría algo. Pero sus vidas son absolutamente normales y esencialmente aburridas.
Eso hace que al final uno no tenga claro ni de qué va esto ni a dónde quieren ir a parar.
Tal vez me esté equivocando y la clave está en su lento ritmo narrativo, en el que no parece que la cosa avance lo más mínimo. Creo que quizás la cosa mejore cuando lleve más episodios, pero como dije al principio, el tiempo es oro. No perderé mi tiempo esperando que la serie mejore, cuando claramente están todo el rato mareando la perdiz.
“Sense8” ni engancha, ni entretiene ni nada. Debo de ser un bicho raro, porque no me gusta.
Por último, me quedo ojiplático al ver las grandes críticas y puntuaciones que tiene. Los demás deben de verle algo que yo no soy capaz de percibir. Lo siento mucho, pero yo no entro al trapo.
Reconozco que está bien interpretada, filmada y tiene un montaje y fotografía buenos, pero le bajo la nota todavía más para reducir su nota media (en mi opinión muy poco merecida).