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Voto de laberinto_in:
7
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4,8
15.781
Ciencia ficción. Intriga. Thriller. Fantástico
1976. Norma Lewis (Cameron Diaz), profesora de un colegio privado, está casada con Arthur (James Marsden), un ingeniero de la NASA, y tiene un hijo de nueve años. Un día, se presenta en su casa un hombre misterioso, con el rostro horriblemente desfigurado, que le propone a Norma una vida alternativa: la caja. La pareja, que sólo dispone de 24 horas para decidirse, se enfrenta a un espinoso dilema moral. La cuestión es que decidan lo que ... [+]
2 de octubre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Box es una rareza dentro del anquilosado género de la ciencia ficción, y como tal es lógico que provoque reacciones adversas en los sectores más puristas y conservadores. Sin embargo, de la misma manera que genera reacciones adversas, como toda obra controvertida, crea también reacciones entusiastas en los sectores más proclives a la experimentación.
La película es una rareza por varios motivos: porque supone una mezcla de géneros (ciencia ficción, terror, fantasía y drama), porque presenta conexiones claras con la religión, la mitología y la filosofía; y porque su trama es tan ambiciosa que acaba siendo imperfecta, sin que por ello resulte menos bella. Por ello, y más allá de sus defectos puntuales, la fuerza potencial de la película reside en que su trama principal opera en la esfera de lo arquetípico, en aquello insertado en el inconsciente colectivo, en los orígenes de nuestra conciencia como especie, es decir, fuera del tiempo.
La película se basa en un relato corto de Richard Matheson Botón, botón. El comienzo de la película es simplemente magistral a partir de un planteamiento tan sencillo como efectivo: un elemento misterioso, y en apariencia inofensivo, una sencilla caja, genera el caos en las vidas de una apacible pareja americana, un caos que afecta a nivel externo y especialmente interno, pues se desarrolla en las conciencias respectivas de los protagonistas: una pareja de enamorados, Norma y Arthur, que luchan por mantener su bienestar familiar.
Resulta imprescindible para comprender la obra, la atmósfera de la América de los años 70, una América desorientada, marcada por la carrera espacial y el american way of life (felicidad, consumo y eterna juventud). Únicamente a partir de este contexto puede entenderse la decisión de la pareja protagonista.
La película es una rareza por varios motivos: porque supone una mezcla de géneros (ciencia ficción, terror, fantasía y drama), porque presenta conexiones claras con la religión, la mitología y la filosofía; y porque su trama es tan ambiciosa que acaba siendo imperfecta, sin que por ello resulte menos bella. Por ello, y más allá de sus defectos puntuales, la fuerza potencial de la película reside en que su trama principal opera en la esfera de lo arquetípico, en aquello insertado en el inconsciente colectivo, en los orígenes de nuestra conciencia como especie, es decir, fuera del tiempo.
La película se basa en un relato corto de Richard Matheson Botón, botón. El comienzo de la película es simplemente magistral a partir de un planteamiento tan sencillo como efectivo: un elemento misterioso, y en apariencia inofensivo, una sencilla caja, genera el caos en las vidas de una apacible pareja americana, un caos que afecta a nivel externo y especialmente interno, pues se desarrolla en las conciencias respectivas de los protagonistas: una pareja de enamorados, Norma y Arthur, que luchan por mantener su bienestar familiar.
Resulta imprescindible para comprender la obra, la atmósfera de la América de los años 70, una América desorientada, marcada por la carrera espacial y el american way of life (felicidad, consumo y eterna juventud). Únicamente a partir de este contexto puede entenderse la decisión de la pareja protagonista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero más allá de esta sencilla premisa con la que comienza la trama, la obra supone, en realidad, un verdadero rito iniciático para la pareja protagonista, una prueba de madurez, un viaje que simboliza la elección entre dos polos opuestos: la responsabilidad o el egoísmo.
Se trata de un viaje, un descenso a los infiernos, realizado por la propia pareja, indirectamente acompañada por su hijo, reverso involuntario de las consecuencias de su decisión.
La película muestra claras influencias del Génesis, ya que los protagonistas son, como Adán y Eva, expulsados del paraíso en el que vivían a partir de caer en la tentación de la manzana, en la película la caja, una tentación a la que sucumbe Norma, particular Eva de la ficción; con el mito de la caja de Pandora, pues la misteriosa caja representa una totalidad metafísica que contiene la posibilidad pura de la libertad o la condena; y con el mito de Fausto, ya que el ambiguo Arlington Steward, personaje fulminado por un rayo que vuelve a nacer con el rostro desfigurado y con la misión de poner a prueba a la humanidad, es la figura mefistofélica que corrompe el alma de la pareja, cuya magistral caracterización lo sitúa entre dos mundos, el humano y el sobrenatural.
A medida que avanza el metraje se observa una traslación, un viraje de lo maravilloso, inicio de la película donde reina la paz y la magia del espíritu navideño, a lo terrorífico, paranoia colectiva y sacrificio final que desemboca en tragedia.
Uno de los aspectos más controvertidos de la obra, y menos comprendidos por la crítica y el público, son las múltiples preguntas sin resolver que quedan en el metraje: ¿Quién mueve los hilos de Stewart, un ser superior, un alienígena, un Dios?, ¿Qué relación tiene la Nasa con el tema?, ¿por qué les sangra la nariz a los “poseídos”?, ¿Arthur viaja a una dimensión paralela?....Ahora bien, más allá de todas estas cuestiones abiertas, la trama principal (qué función tiene Stewart con la humanidad y qué papel han jugado los protagonistas en el juego) queda resuelta, por ello no puede entenderse el rechazo que ha suscitado la película, tal vez producido por la excesiva linealidad, causalidad y previsibilidad que rige la mayor parte de producciones hollywoodienses.
Más allá de sus imperfecciones (excesiva concentración de tramas menores no resueltas, una paranoia colectiva inconsistente y un desenlace algo atropellado), se aprecia un intento por renovar el género fantástico y dotarlo de una complejidad temática perdida que, tal vez, debería recuperarse. Por ello, The Box es una película sugerente y estimulante para el espectador que quiera participar activamente en la construcción de sentido de una obra en relación con otros campos del saber (filosofía, mitología, ciencia, religión, política), de ahí su indudable mérito: concebir el campo del conocimiento como un todo interconectado capacitado para superar la obsoleta especialización.
Se trata de un viaje, un descenso a los infiernos, realizado por la propia pareja, indirectamente acompañada por su hijo, reverso involuntario de las consecuencias de su decisión.
La película muestra claras influencias del Génesis, ya que los protagonistas son, como Adán y Eva, expulsados del paraíso en el que vivían a partir de caer en la tentación de la manzana, en la película la caja, una tentación a la que sucumbe Norma, particular Eva de la ficción; con el mito de la caja de Pandora, pues la misteriosa caja representa una totalidad metafísica que contiene la posibilidad pura de la libertad o la condena; y con el mito de Fausto, ya que el ambiguo Arlington Steward, personaje fulminado por un rayo que vuelve a nacer con el rostro desfigurado y con la misión de poner a prueba a la humanidad, es la figura mefistofélica que corrompe el alma de la pareja, cuya magistral caracterización lo sitúa entre dos mundos, el humano y el sobrenatural.
A medida que avanza el metraje se observa una traslación, un viraje de lo maravilloso, inicio de la película donde reina la paz y la magia del espíritu navideño, a lo terrorífico, paranoia colectiva y sacrificio final que desemboca en tragedia.
Uno de los aspectos más controvertidos de la obra, y menos comprendidos por la crítica y el público, son las múltiples preguntas sin resolver que quedan en el metraje: ¿Quién mueve los hilos de Stewart, un ser superior, un alienígena, un Dios?, ¿Qué relación tiene la Nasa con el tema?, ¿por qué les sangra la nariz a los “poseídos”?, ¿Arthur viaja a una dimensión paralela?....Ahora bien, más allá de todas estas cuestiones abiertas, la trama principal (qué función tiene Stewart con la humanidad y qué papel han jugado los protagonistas en el juego) queda resuelta, por ello no puede entenderse el rechazo que ha suscitado la película, tal vez producido por la excesiva linealidad, causalidad y previsibilidad que rige la mayor parte de producciones hollywoodienses.
Más allá de sus imperfecciones (excesiva concentración de tramas menores no resueltas, una paranoia colectiva inconsistente y un desenlace algo atropellado), se aprecia un intento por renovar el género fantástico y dotarlo de una complejidad temática perdida que, tal vez, debería recuperarse. Por ello, The Box es una película sugerente y estimulante para el espectador que quiera participar activamente en la construcción de sentido de una obra en relación con otros campos del saber (filosofía, mitología, ciencia, religión, política), de ahí su indudable mérito: concebir el campo del conocimiento como un todo interconectado capacitado para superar la obsoleta especialización.