Cuarta entrega de La matanza de Texas y última de la saga original (luego llegarían el remake y El origen). En contra de la creencia popular, esa que dice que cuando más alto es el número que acompaña al nombre de la secuela peor es la película, La nueva generación se deja ver con relativa comodidad.

Kim Henkel es un hombre que controla el mundillo del cine, pues ha ejercido de productor, operador de cámara, director y guionista entre otras cosas. Aquí Henkel se ocupa de guion y dirección con un resultado aceptable. Esta cuarta entrega se concibió en principio como un remake, pero finalmente se desechó la idea y se llevó a cabo otra secuela. No obstante, en la película se dejan ver los toques del remake que en un momento dado pudo haber sido, con una historia bastante similar. A pesar de eso, Kim Henkel introduce personajes nuevos y lo pone todo en un marco bastante diferente que consigue mantener cierto interés en el espectador. La trama, pese a tener el mismo fondo que en la primera y en la tercera, se desarrolla de manera ligeramente diferente sobretodo por su forma de introducir a los personajes, aunque falla al no intentar mantener las dudas sobre las intenciones de cada uno. Aunque a nivel técnico es un desastre (lo de la iluminación es caótico), no puede pedirse mucho más con su presupuesto.

Renée "Morritos-Mofletitos" Zellweger protagoniza la película. Debo decir, antes de nada, que Zellweger es una actriz a la que no tengo especial afecto, pero no hay que ser injustos y, teniendo en cuenta su escasa experiencia en el cine en aquel momento, está correcta. Matthew McConaughey es, posiblemente, el actor que mejor trabajo hace de la saga (superado únicamente por Edwin Neal, que aparece en la primera). Tonie Perensky hace un trabajo aceptable, aunque sus mejores momentos son los que protagoniza en plan sexy. Del resto del reparto, destacar a Joe Stevens, que si bien no hace nada del otro mundo, aguanta la media general del reparto, muy superior a la de este tipo de películas.

Resumiendo, que es gerundio: a pesar de que nos presenta a un Leatherface entre travestido y transexual, a pesar de que es previsible de principio a fin, a pesar de que el apartado técnico es un absoluto desastre y a pesar de que más que una secuela de La matanza de Texas es un homenaje con toques de humor, esta nueva generación es mucho mejor que la segunda película de la saga, aclamada tan solo por estar dirigida, como la primera, por Tobe Hooper.