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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
6
Acción Un joven mariachi que se gana la vida actuando en diferentes lugares llega a un pueblo de la frontera mexicana al mismo tiempo que un peligroso matón, cuya misión es asesinar al amo del lugar. (FILMAFFINITY)

22 de septiembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mariachi es el primer largmetraje de Robert Rodríguez. Algo así como la película que, por medios, todos podríamos hacer. Luego, claro está, hace falta talento.

Robert Rodríguez se convirtó en rata de laboratorio para sacar algo de dinero con el que rodaría El mariachi. Para llevar a cabo su cometido, tuvo que echar mano de la imaginación, rodando los desplazamientos de cámara él mismo en una silla de ruedas para poder seguir la acción. El mariachi, a efectos prácticos, no es una gran película. Sin embargo, es mejor que la mayoría de superproducciones americanas de temática similar que cuestan millones y costó unos 4.000 euros, al cambio actual. Personalmete me parece admirable. Rodríguez rodó en casas de amigos y familiares, tanto suyos como de Carlos Gallardo, y contó para la película con actores amateurs. Rodaba solo por la mañana para ahorrarse pagar las comidas al equipo y, aunque llegó justito de dinero al final, solo hay que ver lo que ingresan ahora sus películas para darse cuenta de lo rentable que le salió. Rodíguez pone empeño en los detalles, haciendo del apartado sonoro y del estilo visual sus grandes bazas para dotar a la película de un aire original. Con un guión que no tiene prisa pero no descansa, El mariachi se convierte en una película que entretiene y que dura lo que debe, sin que sobre ni falte nada.

Carlos Gallardo protagoniza de manera muy pobre la película. Sobretodo la voz en off es sosa, del estilo de las lecturas que hacen a veces en las bodas los amigos de la pareja, más centrados en leer que en transmitir las emociones. Peter Marquardt, lo mismo. Una buena escena al final es lo que nos deja, pero tampoco se le van a pedir florituras al reparto. Consuelo Gómez intenta hacerlo "demasiado" bien y esto, logicamente, la lleva a sobreactuar. Reinol Martínez llega a estar gracioso en su intento por logra actuar y eso, en parte, ayuda a una película que en ningún momeno huye de la parte cómica (incluso la potencia), sabedora de que de no hacerlo podría caer en el ridículo involuntario.

Resumiendo, que es gerundio: buena ópera prima de Robert Rodríguez que le abriría las puertas de Hollywood. Luego llegarían la mítica Abierto hasta el amanecer, así como Desperado y El mexicano (secuelas -libres- de El mariachi) y la gran Sin City, que es la mayor aportación de Rodríguez al cine. Por desgracia, con el director llegaría también la explosión de la odiosa Michelle Rodríguez. La mujer inexpresiva es una carga que, para ser compensada, implicaría que Robert Rodríguez rodara unas 20 películas como El padrino.
Grijander
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