Striptease adapta una novela de Carl Hiassen sobre una mujer que trabajaba en el FBI y es despedida porque su ex es un delincuente. El hecho de estar sin trabajo, hace que el padre de la niña se quede la custodia y que ella acabe haciendo bailes de striptease en un club circense. Bajo esa premisa uno se puede formar una idea del locurón que le espera.

Andrew Bergman es un director que no me gusta. Muchas son las voces que le criticaron tras Striptease pero yo, en esta ocasión, debo hacer de abogado del diablo. El motivo es sencillo: sea queriendo o sea sin querer, Bergman mezcla drama ligero y humor básico con bastante acierto. Vamos a partir de que la base de la película es el soberbio físico de su protagonista y su capacidad para bailar desnuda, eso es innegable como lo es el hecho de que el gran drama que se nos presenta de maneda exageradamente forzada tiene peso por mucho que Bergman se equivoque al presentárnoslo. Digamos pues que, pese a lo rocambolesco de la planificación del director, no deja de haber miga. El problema en Striptease, para la gran mayoría, es lo que para mí es su virtud: la delirante mezcla de géneros en la que ninguno predomina. Vale, es mala como comedia, es malísima como drama y carece de una línea de desarrollo lógica, pero los secundarios (estereotipados, obviamente) sirven de condimento entretenido al ya de por sí hipnótico baile de una de las bellezas más imperecederas que pueden verse en una pantalla.

Demi Moore, mujer de cara angelical y cuerpo demoníaco, protagoniza Striptease haciendo bien de stripper (o bailarina, como diría su amigo) interesante, dejando que el baile muestre más sus matices con respecto a los otros personajes que las líneas de diálogo que debe seguir. Sobre ella gira un 90% de la película, pero son los secundarios los que tienen su cosilla: Armand Assante no lo hace mal con el que es seguramente el personaje más soso de la película; Burt Reynolds lo peta como diputado mujeriego y alcohólico con gusto por la violencia y las frases chorras; Robert Patrick está muy acertado en un personaje que corresponde 100% al cine cómico y que está aquí metido por esa batidora que pone en marcha Andrew Bergman con la esperanza de que salga algo bueno y Ving Rhames está perfecto en el papel de matón que tantas veces ha desempeñado. Como curiosidad, añadir que el trabajo de Rumer Willis (hija de Bruce Willis y la propia Demi Moore) es una auténtica delicia para su edad.

Resumiendo: Striptease es una mala película, de eso no hay duda. Pero coño, a mí me divierte, qué le vamos a hacer... Su mezcla de personajes contrapuestos y de situaciones en las que no se entienden del todo las intenciones del director me hacen pasarlo realmente bien por momentos. Y ver a Demi Moore en pleno numerito es la hostia.