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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
7
Terror. Intriga. Fantástico Laura se instala con su familia en el orfanato en el que creció de niña. Su propósito es abrir una residencia para niños discapacitados. El ambiente del viejo caserón despierta la imaginación de su hijo, que empieza a dejarse arrastrar por la fantasía. Los juegos del niño inquietan cada vez más a Laura, que empieza a sospechar que en la casa hay algo que amenaza su familia. (FILMAFFINITY)
16 de septiembre de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El orfanato es, junto a REC, la película del género de terror más representativa del cine español en los últimos años o, yendo más allá, en su historia (dejando a un lado Los otros por su reparto principal).

Juan Antonio Bayona debuta en el largometraje bajo la supervisión de Guillermo del Toro. Lo mejor que hace Bayona es huir de los sustos gratuítos y convertir la película en un ejercicio de tensión y precisión, en el que los contados sobresaltos están metidos de manera cuidadosa, convirtiendo lo paranormal en algo creíble. El orfanato no es una cinta de terror al uso, aunque tenga evidentes guiños a clásicos como El resplandor, Al final de la escalera o la ya mencionada Los otros, así como un aroma a El escondite, película menor de la que Bayona extrae lo mejor. Pese a tantísima referencia, digo que no es una película al uso porque no echa mano de situaciones absurdas para asustar al espectador.

'Laura' (Belén Rueda) atraviesa una situación nada convencional (obviamente) que comienza en el momento en el que su hijo 'Simón' (Roger Princep) descubre, gracias a sus "amigos imaginarios" que es adoptado y que le queda poco tiempo de vida. A partir de ahí, comienza un juego que encuentra su símil en lo que pasó tiempo atrás con 'Tomás': es una travesura que acaba mal. Para contarnos eso del modo más tétrico posible, haciendo que veamos el mundo del mismo color que una 'Laura' totalmente desesperada, Oscar Faura trabaja la fotografía de la película con un resultado excelente. El negro predomina en planos con marcado contraste de luz, y cada elemento se aprovecha para crear sombras o iluminar de forma soberbia, lo que sumado a la magnífica labor de Joseph Rosell con el diseño artístico a nivel de maquillaje, vestuario y supervisión de la comentada fotografía suma un gran punto a favor. La música de Fernando Velázquez, por contra, resta puntos a la ambientación, con compases casi circenses en ocasiones que no llegan a desmerecer el resultado final pero sí desentonan fuertemente. A mi entender, es incomprensible que Faura no estuviese nominado al Goya de su categoría y Velázquez sí. Cosas de la gente que sabe más que yo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grijander
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