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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
5
Intriga. Thriller Diez personas son invitadas a una lujosa y aislada mansión por un desconocido en Iran. En cuanto llegan, se cierran los accesos a la casa y una voz grabada acusa a cada uno de ellos de un crimen que ha quedado impune y por el que ahora tendrán que pagar. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novela Diez negritos de Agatha Christie es, posiblemente, una de las dos o tres más importantes del género de intriga y responsable, hasta nuestros días, de esas películas en las que todos sospechan de todos. Se han hecho mil y una adaptaciones al cine, unas con el título de la novela y otras intentando atribuírse su mérito y, la que nos ocupa ahora mismo, no es de las mejores.

Peter Collinson tenía una muy buena reputación entre la crítica especializada cuando dirigió Diez negritos gracias a su trabajo en The Italian Job, aunque su personalidad era criticada fuertemente debido a la dureza de sus rodajes y al poco respeto que tenía a los actores. En Diez negritos, Collinson vuelve a dejar patente que era un tipo con estilo, con las cosas claras y con una visión privilegiada del cine. La puesta en escena es fantástica, con cada elemento en su sitio para asegurar la fluidez del desarrollo de las secuencias, pero si hay algo realmente admirable en su labor tras las cámaras es cómo hace para desviar la atención sin caer en sus propias trampas. No obstante, los últimos 30 minutos dan al traste con todo lo sucedido en la primera hora y cuarto de metraje, ya que a la hora de cerrar el partido, el guion de Hary Alan Towers se pierde intentando superar a Agatha Christie y Collinson, lleno de ego, acepta la grandilocuente invitación en un fallido intento de demostrar que él es el mejor. Y claro, no lo es.

Oliver Reed (ese hombre con el que compararon a Bardem en Hollywood por su mirada), no muestra su mejor nivel. Su papel de "gran hombre" parece un caramelo demasiado jugoso para el actor, que se mete tanto en su personaje que acaba traspasando la línea y sobreactuando continuamente. La hermosa Elke Sommer tampoco es gran cosa más allá de lo evidente, dejando una interpretación sin mucha sustancia. Richard Attenborough sí deja claro por qué se le considera uno de los mayores hombres de cine de todos los tiempos, con un trabajo muy serio y comedido en el que nada está fuera de lugar. Notable también el trabajo de Herbert Lom en la piel del Dr. Armstrong, teniendo que sobreponerse a un personaje sin demasiado atractivo y, por último, pasable y nada más la aparición de Charles Aznavour, sin espacio y sin mucho que decir.

Resumiendo, que es gerundio: Peter Collinson lleva al cine una de las adaptaciones más flojas de la novela de Agatha Christie en la que lo mejor es, posiblemente, escuchar la voz de Orson Welles (es quien habla en la cinta grabada). Pese a comenzar con buen pie y contar con un par de interpretaciones realmente buenas, el descalabro final rompe con todo lo anterior (sobretodo el último minuto) y deja como resultado una película pasable, pero poco más.
Grijander
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