Con la tercera parte vienen, diría yo, los mejores minutos de esta trilogía. Está tan a la altura de las expectativas creadas por Aparajito, que la sorpresa es incluso mayor cuando ves que, el nivel de maestría, si no está igualado, está incluso superado.

En esta última parte, vemos que Apu lleva una vida en la que apenas tiene lazos afectivos, ni responsabilidades respecto a otras personas, solo una amistad que mantiene de sus tiempos de estudiante. También tiene nuevos sueños, y un futuro por delante que pinta con esperanza ya que Apu cree que con sus ideales y un poco de suerte, podrá ganarse el pan con lo que más le gusta, escribir. Pero el que escribirá las páginas de su porvenir será de nuevo el destino.

Muy buenos diálogos, y unos planos impresionantes; sobre todo algunos primeros planos y algunos paisajes que capta en momentos puntuales. Muchas de sus escenas son intensísimas y preciosas, y otras conservan una extrañeza particular que le dan un toque encantador y a su vez, absorbente. (Cuando te quieres dar cuenta estás como hipnotizado)

Se cerró la trilogía, dejándome con un espléndido sabor de boca; dando las gracias por haber tropezado con una joya de semejante esplendor.